Por Eduardo Menescaldi
Hoy se celebra el día mundial de los trabajadores, excepto en Estados Unidos y Canadá (el Labor Day es el primer lunes de setiembre).
La fecha recuerda lo ocurrido en los primeros días de mayo de 1886, con un grave incidente el día 4 en el Haymarket Square, de Chicago.
Ese 4 de mayo, en el marco de las protestas por una mejor condición laboral y la reducción de la jornada a 8 horas, se produjo el incidente en el que fue arrojada una bomba por un infiltrado, mientras actuaba la policía. Se dio lugar a un juicio y se juzgó a ocho obreros anarcomunistas por la cuestión y cinco de ellos fueron condenados a muerte (uno se suicidó antes de la ejecución). Tres fueron recluidos.
En recuerdo de lo que se llamó la masacre de Chicago se conmemora todos los días primero de mayo el día mundial de los trabajadores.
En el caso particular de quien escribe esto vale recordar al querido papá Juan Carlos nacido precisamente un primero de mayo de 1922.
Papá, taquígrafo del Senado de la Nación y doctor en Ciencias Económicas, durante muchos años trabajaba ese primero de mayo porque era el día de apertura de las sesiones ordinarias del Parlamento (eso ocurrió hasta 1994, en que se reformó la Constitución nacional y se pasó la fecha al primero de marzo, como ocurre actualmente).
Papá era taquígrafo del Senado nacional y si bien la apertura de sesiones se realizaba en el recinto de Diputados, los taquígrafos de la Cámara Alta tomaban la asamblea legislativa.
En casa, los primero de mayo, papá festejaba el cumple a la tardecita. En los tiempos de Perón, las aperturas contenían un extensísimo discurso del general, que comenzaba muy temprano a la mañana.
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