MARIA REMEDIOS DEL VALLE, LA MADRE DE LA PATRIA, LA CAPITANA

                                           La Madre de la Patria y Capitana


Por Eduardo Menescaldi

 La historia de María Remedios del Valle la pude conocer cuando era taquígrafo de la Cámara de Diputados de la Nación. Se hacía un homenaje un 8 de marzo por el día internacional y la mujer. Habló la entonces legisladora Lidia Satragno (Pinky), quien hizo el homenaje a esta patriota María Remedios, y destacó que se había enterado de su existencia por la gestión de una maestra quilmeña, Alejandra Monzón Luna, de la Escuela Nro.8  "Juan Vucetich", de Quilmes.

Cuenta el historiador Felipe Pigna que en 1813 ya hacía tres años que María Remedios del Valle luchaba junto al general Manuel Belgrano y otros valientes en el Ejército del Norte.

Se había sumado en Buenos Aires, donde había nacido, para participar de la expedición  del Alto Perú, junto a su marido, un hijo de la sangre y otro adoptivo.

Desde entonces esta afrodescendiente (o parda como le decían) había visto cosas y soportado otras bien bravas.

Esta mujer como muchas otras acompañaba a la tropa, alimentando a los soldados, curando heridos y también, peleando junto a ellos.

Así lo había hecho en Huaqui, cuando con sus compañeros de armas tuvieron que irse al Alto Perú y padecieron la tristeza del Exodo Jujeño.
En una de esas acciones, Remedios perdió a su marido y a sus dos hijos.
Lejos de rendirse, ese golpe le dio tres nuevos motivos para seguir en la lucha. En Tucumán y Salta, con el ejército libertador, conoció el du,lce sabor de la victoria. Siempre al lado del general Belgrano, que le dio el honor de hacerla capitana.
Se dieron las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, donde la capitana recibió una bala, fue capturada por los realistas y azotada públicamente durante nueve días.
Cuenta Pigna que no se sabe cómo escapó y volvió a la lucha, esta vez para hacer de correo. Se jugaba la vida cada vez que cruzaba el peligroso territorio que ocupaba el enemigo. La misión era llevar noticias de un lado a otro.
Siete veces la capitana estuvo "en capilla", o sea a punto de ser fusilada. En seis oportunidades recibió heridas de bala y sable.
Al regresar a Buenos Aires no fue fácil que la reconocieran  como capitana y que le pagaran un sueldo. Si lo consiguió, fue por poco tiempo.
Después de arriesgar su vida por la patria, era abandonada a su suerte.
Fue el general Viamonte quien la encontró en Buenos Aires, harapienta y pidiendo limosna. Cuando la vio exclamó: "Es la Capitana, la madre de la patria".
Más tarde, desde la banca en la legislatura bonaerense insistió para que se hiciera justicia con la querida María Remedios. Hubo otros militares que fueron testigos de la gesta de esta mujer los que también propiciaron  el reconocimiento.
En 1828 le dieron un mísero sueldo de capitán de infantería. Dos años más tarde, Juan Manuel Rosas mejoró su situacion y le dio el grado de sargento mayor. Por eso Remedios decidió adoptar un nuevo nombre: Mercedes Rosas, que mantuvo hasta su muerte en 1847.
 El discurso de Pinky en el Congreso fue en abril de 2011 y más tarde, por ley 26852/2013, se declaró el 8 de noviembre como el Día Nacional de los/las argentinos/as afroargentinos y de la cultura afro en conmemoración de la memoria de María Remedios.
El motivo de esta celebración y reconocimiento destaca que a María Remedios le confirió el general Belgrano  el grado de capitana por su arrojo y valor en el campo de batalla.
En el día de la Patria vale la pena recordar a esta mujer ejemplar.

Comentarios