Estarán los cuatro juntos en el festejo del aniversario del distrito de Ensenada, que conduce el kirchnerista Mario Secco. Hoy se volverán a ver las caras el presidente de la Nación, Alberto Fernández, la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof y el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa.
El acto será la excusa para conocer de qué manera van a seguir respondiendo al fallo de la Suprema Corte, que reconoció la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires. No hay que olvidar que después del fallo hubo un bombardeo de twitts, dándole con todo al fallo y criticando en forma brutal lo decidido por los magistrados del máximo Tribunal de la Nación.
Cristina Fernández comparó el fallo con los golpes de Estado y lo justificó diciendo que antes los golpes eran institucionales y ahora lo son con estos fallos. El presidente, quien reiteró otra vez su condición de profesor de la Facultad de Derecho, califico de decrepitud a la justicia mayor con el fallo. Ahí saltó un twitt del año 2013 en el que decía, curiosamente, que desconocer que la Corte es un contrapoder era una barbaridad jurídica y se lo decía a CFK, agregando que se ponía en tela de juicio el profesor que la aprobó en derecho constitucional.
Resulta increíble la lluvia de expresiones del kirchnerismo contra la Justicia y el máximo tribunal. Se desconoce olímpicamente la base de la República y la división de poderes, para sostener que la Corte se mete en esferas que no le corresponden. El propio ministro de Justicia, Martín Soria, y su segundo Juan Martín Mena, dieron argumentos propios de un país que camina por la cornisa de la institucionalidad.
Parece mentira pero se olvidan estos funcionarios que los ministros de la Corte fueron elegidos por el propio Néstor Kirchner.
El acto de Ensenada será sin duda una nueva página, brutalmente política, de estos tiempos que se están viviendo en el país.
La pandemia, como nunca -que no resuelve los problemas de vacunas, testeos, etcétera- ha sabido y logrado sacar a flote todos los bienes y malos de esta nueva normalidad, con virtudes y mezquindades.
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