Parece ser una constante, que en el fondo encierra la propia debilidad. El jefe de gabinete de la provincia de Buenos Aires, el quilmeño Carlos Bianco, hizo declaraciones y lanzó críticas contra el ex presidente Mauricio Macri, la titular del PRO, Patricia Bullrich y la dirigente Lilita Carrió porque a su entender pusieron palos en la rueda y son responsables de la situación que se está viviendo con la vacunación. Como querer achacar los casos a quien se atreve a dar una opinión diferente.
Los acusó de ser responsables de que la gente no se vacunó y resaltó que con sus actitudes provocaron preocupación en los argentinos frente al tema de la pandemia. Y hasta los acusó de responsabilidad en las muertes.
En la misma línea, como no podía ser de otra manera, atacó al periodismo critico, lo acusó de ser de derecha y de influir sobre la opinión pública, y de ser culpable de las muertes.
Todas estas declaraciones fueron ante un medio oficialista -¿alguna vez este funcionario u otros del gobierno se encargarán de decir lo mismo en medios que critican, es decir, dar nota a periodistas que se atreven a preguntar lo que quiere saber el ciudadano?- y por cierto tienen sus bemoles.
Porque con ese mismo criterio podría preguntarse al funcionario por qué se testea tan poco, por qué no llegaron los millones de vacunas que anunció el presidente para enero y febrero, dosis que recién comienzan a llegar con algo más de intensidad, por qué se admiten manifestaciones de sectores sociales -no se hizo nada para evitar el corte del servicio de trenes en Avellaneda días pasados, cuando un grupo pequeño se ubicó en las vías y paró el servicio por cuatro horas, con una multitud agolpada en la estación Constitución, que estuvo cerrada- y muchos más por qué que el quilmeño Bianco tendría que responder, como los vacunados VIP o sea los que se colaron en la fila.
Decir siempre que "la culpa es del otro" es mostrar la debilidad propia de asumir la responsabilidad que tiene el que manda.
Y en el caso del periodismo crítico el hecho de preguntar no puede ser causal para acusar de las muertes. Todo un despropósito del funcionario.
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