EL ADIOS AL INDIO OMAR HUGO GOMEZ, EL ULTIMO IDOLO DEL CERVECERO


 Por Eduardo Menescaldi

Podría compararse con un Beto Alonso en Ríver, un Rojitas en Boca, un Bochini en Independiente... Hoy "se fue de gira" el mayor ídolo de los últimos tiempos del decano del fútbol argentino, el indio Omar Hugo Gómez (una de las tribunas del estadio Centenario lleva su nombre).

El Indio de los botines blancos, el que bajó en helicóptero en el viejo estadio de Guido y Sarmiento, el que ganó tres títulos con el Cervecero y el que dejó su impronta para siempre, con sus gambetas, sus filigranas, su talento.

Omar nació en Quilmes el 3 de octubre de 1955, y desde chico mostró sus habilidades con el balón, que deslumbraron a propios y extraños.

Llegó desde la más profunda humildad de la Villa para comenzar a dibujar con el pie y un balón en los potreros quilmeños.

Sus primeros pasos que sorprendieron fueron en aquel inolvidable equipo de 1975, que bajo la batuta del Colorado Antonio D´Accorso ganó el viejo torneo de la B con multitudes que lo seguían por doquier.

Ganó el ascenso mucho antes del final, incluso, ya ascendido y por la multitud que acompañaba a los Albos, se jugó un partido con Nueva Chicago en Vélez Sársfield. Ganó Quilmes 5 a 1 y el Indio concretó dos goles. Ahí estrenó los famosos botines blancos de la firma Fulvence. Botines que no usó demasiado pero que le dieron fama en tiempos en que no se comercializaban los elementos de juego. 

Una vez usó esos botines en un partido en Guido y Sarmiento contra River y se dio el gran gusto de convertir un gol, tras dejar desairado a Ubaldo Fillol (sí, como Diego...).


Con Quilmes ganó el torneo Metropolitano 1978, la mayor conquista en primera división del Cervecero, con el técnico José Yudica y con aquella final que llevó a media ciudad a Rosario aquel 29 de octubre (dicen que había más gente en el gigante de Arroyito que en ocasión del partido Argentina-Perú por el mundial).

El Indio confesó que al entrar a la cancha y sorprenderse por la multitud, el Piojo dijo a los futbolistas: Ustedes se metieron en esto, ahora háganse cargo.

También José Yudica comentó que si el Indio hubiera jugado en Boca o Ríver, con lo que hizo en Quilmes, habría sido tapa reiterada de la histórica revista El Gráfico.

El tercer título y ascenso fue en la temporada 1986/87 con Humberto Zuccarelli de DT, con el pase del Albo de la primera B al flamante Nacional B.

No pudo ser el ascenso en la temporada 1989/90 con aquella finalísima con Lanús, que se definió por penales en Guido y Sarmiento.

El Indio también jugó en Newell´s Old Boys, en Defensa y Justicia -hoy hay un sentido mensaje del club varelense-, en Guaraní de Asunción del Paraguay y en el fútbol norteamericano, en el Dallas  Tornado y en el Wichita (allí en un fútbol diferente, tipo futsal, era the indian of Quilmes. Así hizo mucha publicidad).

El ingreso al fútbol del país del norte significó un buen dinero que Quilmes atesoró para afrontar la primera participación en la Copa Libertadores de América, en el año 1979. Siempre dijo que prefirió buscar otro destino para que su querido club pudiese capitalizar la transferencia.

Pero volvió una y otra vez, directa o indirectamente, y cuando dejó el fútbol siguió como docente, en las inferiores, con el sueño inconcluso de alguna vez dirigir primera.

HELICOPTERO

Cuando Quilmes ascendió en 1987, tenía que disputar un partido en el estadio del Deportivo Merlo, el estadio del Charro (por José María Moreno, el delantero de la Máquina de River). Se logró el acuerdo del Deportivo Merlo para jugarlo en Guido y Sarmiento, con el Deportivo como local. En esa fecha, 18 de abril de 1987, el Indio bajó de un helicóptero en el centro del campo de juego.

Alguna vez confesó que le temblaba todo en ese aparato, donde iban él y el piloto. "Se movía como una coctelera" ironizó.

HOMENAJE E ILUSTRE

Debieron pasar tres décadas para que se le hiciera el merecido homenaje por su trayectoria y su paso por el Quilmes AC. Fue el sábado 14 de diciembre de 2019. Venía de haber superado un dificil doble trasplante y decía que "Dios me dio otra oportunidad".

Esa noche estuvieron ex compañeros del campeón 78, ex futbolistas, algunos en actividad y se armó un hermoso y emotivo encuentro. Previamente hubo fútbol femenino con el equipo dirigido por la hija del Indio, Yamila Gómez, una de las artifices del homenaje a su padre.

Y no hace muchos días, cuando el Indio comenzó a pelear contra el Covid -estuvo varios días internado en el Hospital El Cruce en Florencio Varela, con este lamentable desenlace- desde el Concejo Deliberante de Quilmes, por iniciativa del titular del Cuerpo, Fabio Báez, se aprobó declararlo ciudadano ilustre del distrito, sin duda, un merecido reconocimiento (Báez reflotó un proyecto del ex concejal Mario Sahagún, quien también lo recordó por Radio Quilmes).

Se fue El Indio, ya estará gambeteando allá arriba, por supuesto con la mirada puesta en su querido Cervecero, que hoy como siempre pelea por llegar a Primera. Esa división que prestigió Omar, quien desde su tribuna sigue palpitando intensamente las andanzas del decano del fútbol argentino.

PD: Jugó en Quilmes AC 279 partidos y convirtió 49 goles.

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