LA ESCUELA ABIERTA: UNA ESPERANZA EN EL PRESENTE


 Padres y docentes han enviado esta nota a las autoridades nacionales y provinciales reclamando por las escuelas abiertas.

"Como padres y docentes, al inicio de las restricciones y sin conocimiento del comportamiento del virus, asumimos un rol de espectadores mientras el gobierno nacional tomaba medidas que postergaban el derecho a la educación para niños y jóvenes.

La experiencia de la mayoría de los países a los que podíamos mirar como referencia nos indicaba que debíamos consentir un cierre casi total de las actividades mientras se preparaba el sistema sanitario para responder a una inevitable multiplicación de contagios.

De ninguna manera esperábamos que la estrategia de adecuación se llevara puesto un año lectivo. En la sucesión de medidas dictadas por el poder ejecutivo nacional, la escuela quedó olvidada y los niños resultaron completamente postergados en el marco de una política de confinamiento estricto que desconoció sus derechos a la educación y a la socialización.

Ninguna política pública puso el foco en un abordaje serio y adecuado para la niñez y la adolescencia, ni tuvo consideración por el 60% de los chicos de nuestro país que se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Nueve millones de niños quienes, además de tener sus necesidades básicas insatisfechas, hoy todavía no gozan siquiera del derecho humano de asistir a diario a la escuela. En las aulas, una gran parte de nuestros niños encuentran la contención que les permita compensar carencias y contrarrestar situaciones de abuso y violencia familiar. Los meses de confinamientos y escuelas cerradas ahondaron esa vulneración de derechos (según Unicef, la violencia intrafamiliar y/o sexual contra niños, niñas y adolescentes aumentó un 23% en 2020).

Somos plenamente conscientes de los déficit y problemas que aquejan a nuestro sistema educativo actual. Sin embargo, pese a los planes de estudios anacrónicos, a los edificios sin mantenimiento, a los docentes con graves problemas salariales en varias provincias, y a las políticas sociales que se delegan en el aula, la escuela sigue siendo la segunda institución más importante en la vida de un niño.

Por esas razones resulta injustificable que la escuela no esté disponible parea recibir a los millones de niños, niñas y adolescentes que la necesitan. En el camino de largos meses de virtualidad quedaron rezagados más de un millón y medio de alumnos, cuyos datos de recuperación aun se desconocen.

Como padres, como docentes y fundamentalmente como adultos, seguimos defendiendo la escuela y un acceso equitativo a la educación, porque ningún niño merece cargar con los errores de la gestión de la pandemia.

No permitamos más desigualdad. No toleremos que la negligencia administrativa subyugue el derecho a la educación a otros intereses, mientras se pierde la escuela pública y, con ella, el futuro de nuestros niños y jóvenes.

La escuela abierta es la esperanza que podemos darles, sino la última.

Se invita a firmar esta solicitada que se titula La escuela abierta: una esperanza en el presente. 

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