LA ARREMETIDA CONTRA LA JUSTICIA, EL CIERRE DEL DISCURSO


 Dejó para los minutos finales el presidente de la Nación, Alberto Fernández, el tema de la justicia, que sin duda significaba una importante cuestión para los que escuchaban la palabra del primer magistrado.

Aquí sin duda fue muy fuerte y no tuvo tapujos, porque explicó con todos los detalles lo que se piensa hacer al respecto, que seguramente fueron palabras mágicas para los oídos de la vicepresidenta, sentada, sin barbijo, al lado de Fernández.
"La reforma judicial en su más amplia dimensión es una demanda impostergable de la sociedad en conjunto".

Contó que se había criado en el ámbito del Derecho -profesor de la Facultad- y remató que el Congreso debía en estos momentos controlar al Poder Judicial. Así habló de la discrecionalidad de los jueces 

Refirió que desde un principio se propuso cambiar el funcionamiento del sistema judicial y así recordó la intervención de la agencia federal de inteligencia. "El Poder Judicial de la Nación está en crisis".

Así habló de los privilegios que gozan los jueces y que no tiene ningún miembro de la sociedad, como no pagar el impuesto a las ganancias.

Fernández habló del proyecto de ley de reforma del funcionamiento del fuero federal, que aprobó el Senado y que espera la sanción de Diputados "para que lo debata, lo corrija si es necesario y lo apruebe. Con esto estaríamos dando un primer paso para mejorar la administración de justicia".

También ocupó un tiempo para hablar de la comisión que se encargó de analizar la reforma judicial, la llamada Comisión Beraldi. Agradeció a los miembros de la comisión por su trabajo y adelantó que en el curso del año legislativo va a proponer algunos proyectos que surgen del trabajo de la comisión.

Entre ellos, el funcionamiento del recurso extraordinario ante la Suprema Corte de Justicia, reformas para establecer la exacta competencia del máximo tribunal

Otra reforma, referida al funcionamiento del Consejo de la Magistratura.

Otro tema, que seguramente va a generar polémica y ruido, es la propuesta de la creación de un tribunal federal de garantías y de competencia exclusiva en cuestiones de arbitrariedad, al que se podrá llegar por vía del recurso extraordinario.

El juicio por jurados, también ocupó la palabra presidencial, para la sanción de aquellos delitos graves que se cometan en el ámbito federal.

Recordó que hay una cláusula de la Constitución de 1853 que nunca se hizo operativa. "Será el pueblo constituido en jurado con las garantías correspondientes para dictaminar sus veredictos".

Al final, casi como una ironía, el presidente habló de una Argentina unidad y que su sueño es precisamente, después de la pandemia, poder decir que de ella ha surgido una Argentina Unida....

Fue un discurso de más de una hora y media, que dejó picando una serie de sensaciones, sobre todo en los que no pertenecen al núcleo duro del presidente, a tal punto que se anuncian cacerolazos para esta noche.

Porque Fernández no fue moderado en sus expresiones, en todo caso más cristinista que nunca y eso se notó a lo largo de esos noventa minutos de discurso.

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