ALBERTO FERNANDEZ: ME DECIAN ENVENENADOR, AHORA ME PIDEN VENENO

 El presidente de la Nación, Alberto Fernández, estuvo en Tucumán con el gobernador Manzur.

Y dejó una frase que seguramente va a dar que hablar. Porque imaginó que hace veinte días le decían envenenador serial, por el tema de las vacunas rusas, y agregó que "ahora me piden que les dé veneno a los argentinos".

Si se toman las palabras al pie de la letra deberían  generar cierta preocupación pero teniendo en cuenta los antecedentes la verdad es que hay que tomar las palabras de quien vienen.

Porque él entiende que lo llamaban envenenador serial porque difundía las bondades de aplicarse la vacuna rusa y ahora que dicha vacuna Sputnik V fue corroborada en la fase tres

aprobada, según la publicación de la revista The Lancet, el presidente infla el pecho e ironiza diciendo que ahora le piden que envenene a los argentinos.

Alberto Fernández debería entender que quienes hacían reparos se basaban en la necesidad de cumplir los pasos científicos de la vacuna, que era aprobar la fase 3, y ahora que se conoció esa situación es lógico que se aplaude la aplicación.

En otro momento habló de los "profetas del odio", dirigiéndose a quienes a su entender quieren hacerlo pelear con el campo. Mañana el presidente se reunirá con los representantes del campo que han mostrado su preocupación porque se habló de tocar las retenciones. Esperemos que ese encuentro sirva para despejar todas esas versiones que el presidente atribuyó a los profetas del odio.


KICILLOF, TAMBIEN

El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, también se sumó a esta campaña en la que las palabras parecen tener destino de devaluación. Porque dijo que habían  terminado con una campaña de antivacunas y de sabotaje. Lo que no entiende también el primer magistrado provincial es que los presuntos antivacunas, si existieron , han sido muy pocos pero fundamentalmente lo que se pedía es que la vacuna finalmente tuviera base científica y que se cuimplieran todas las fases que establece la ciencia.




El presidente tendría que darse cuenta que es el primer mandatario de todos los argentinos y no de un sector, que seguramente esperaba que declarara como lo hizo. Pero tiene que hablarnos a todos y no a los que creen que son los únicos dueños de la verdad.

Alguna vez el presidente se mirará al espejo y se preguntará por qué cambian tanto sus opiniones según el momento y a quien se refiere, cuando, y vale repetirlo, los argentinos esperamos de nuestro primer mandatario coherencia para no sentirnos felices a veces y defraudados otras, como estas palabras en Tucumán.


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