NOCHE DE REYES TRAGICA: EL BOCA-QUILMES DE 1983


Por Eduardo Menescaldi

 El hincha de Quilmes lamenta la derrota de anoche en Córdoba con Instituto que dejó al Cervecero en situación complicada para ocupar uno de los dos puestos en la zona a fin de clasificar para la próxima instancia. No está todo perdido, pero las posibilidades se agravaron, porque ahora se depende de otros resultados.

No es habitual que se juegue fútbol profesional en tiempo de verano, en este caso todo se debió a la pandemia que paró la pelota por varios meses.

Y quienes tienen memoria pueden recordar que alguna vez Quilmes jugó, ya descendido, un partido de primera división con Boca Juniors en una trágica noche de reyes.

Fue el 5 de enero de 1983, en la bombonera. Ganó Boca 1 a 0.

Pero esa noche quedó para la historia por el enfrentamiento que hubo entre barras en las inmediaciones del estadio.

De ese choque hubo dos muertos, un hincha de Boca, asesinado y un hincha de Quilmes, que sufrió un ataque cardíaco mientras huía del enfrentamiento.

Ahí dio comienzo una historia que vale la pena recordar. Rápidamente se culpó del asesinato del hincha de Boca a un conocido barra de Quilmes, conocido como el Negro Thompson, en realidad su verdadero nombre Carlos Alberto Godoy.

Tenía una reconocida cicatriz y fue culpado, incluso el matutino Crónica se encargó de reflejar esa acusación con foto incluida.

De todas maneras, todavía se duda de esa denuncia. Porque el Negro Thompson -su apodo refería a un conocido boxeador panameño, Luis Federico Thompson, por el parecido- juraba y perjuraba que no había ido a la cancha.

Thompson tenía un coche Valiant, con el que trasportaba bolsines de IOMA a la ciudad de La Plata, estaba contratado por la intendencia que en ese momento encabezaba Julio Cassanello.

Como dato recuerdo que mi suegro, Floreal Maderal, era productor de seguros y entre sus clientes estaba De Godoy. Le había dicho en la semana previa que no iría a la cancha de Boca porque tenía dolores de lumbago.

Comenzó aquí un largo proceso, con el diario El Sol como medio para sumar testimonios de quilmeños que aseguraban que el Negro Thompson no había ido a la cancha.

Duró bastante el proceso y la sustanciación del juicio. Un estudio jurídico penal, con los doctores Oneto y Bianchi, se encargó de la defensa y logró que finalmente el juez en la causa lo sobreseyera. Mientras se sustanciaba el juicio el imputado estuvo preso en la cárcel de Devoto.

Después del fallo, lo primero que hizo Thompson fue acercarse al diario El Sol para agradecer los testimonios y dejó picando una frase: Hermanito, no le deseo ni al peor enemigo estar en la cárcel.

Vale destacar que estaba muy flaco, porque en la cárcel adelgazó varios kilos.

Las cosas no quedaron ahí. La querella hizo la apelación a la respectiva Cámara.

Cuando este Tribunal estaba por dar sentencia, dando vuelta el fallo del juez, se le avisó a Thompson, quien se escapó al Paraguay. La Cámara lo condenó a nueve años de prisión.

Pasaron los años. Un buen día De Godoy regresó a Quilmes. Y puso un negocio de verdulería, Los Cerveceros, que instaló en pleno centro de la ciudad.

Alguien lo denunció y fue apresado. Finalmente murió en la cárcel, supuestamente jugando al fútbol. Eso fue el 6 de marzo de 1989, en la cárcel de Villa Devoto.

En cuanto al choque de barras entre Quilmes y Boca, conviene mencionar que en 1982 hubo una pica por el poder para viajar a España, por el mundial de Barcelona 82. El Negro Thompson encabezaba esa iniciativa y chocaba con El Abuelo, de Boca. Eso pudo ser el motivo de la batalla de la bombonera. 

Se trataba de juntar fondos para el viaje.

Pero como ese año se produjo la guerra de Malvinas, fracasó la posibilidad del viaje al mundial.


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