Hoy se cumplen 115 años del nacimiento de Osvaldo Pugliese, porteño de Villa Crespo, nacido en una familia de músicos.
Su padre le regaló un violín y lo inscribió en el Conservatorio Odeón. Allí encontró el instrumento que lo apasionó para siempre, el piano. Estudió con grandes maestros como Vicente Scaramuzza y Pedro Rubione.
Formó un trío musical a los quince años junto al bandoneonista Domingo Faillac y el violinista Alfredo Ferrito. El debut fue en el Café de la Chancha.
Más tarde integró otro conjunto, donde estaba la primera bandoneonista argentina, Francisca Bernardo, más conocida como Paquita o la flor de Villa Crespo.
En la década del 30 formó su propia orquesta junto al violinista Elvino Vardaro. La primera actuación fue en el café Nacional. Fue un éxito y así nació la primera gira por el país, la que no tuvo el eco esperado y hubo que ajustar el cinturón, incluso empeñar instrumentos para volver a casa.
En 1936 creó un sexteto con los bandoneonistas Alfredo Calabró, Juan Fernández y Marcos Madrigal, los violinistas Rolando Curzel y Juan Potenza, y el contrabajisa Aniceto Rossi. Con esa gran orquesta logró el reconocimiento, con un espíritu musical que lo marcó.
Pugliese fue autor de canciones como La Yumba, La Beba, Negracha, Malandraca, Recuerdos.
Grabó más de 600 piezas de otros músicos y autores.
Una de las cualidades de Pugliese fue su defensa de los músicos, dando impulso al Sindicato Argentino de estos profesionales. Fue el afiliado número 5 para promover las labores de la música como "una dignidad personal y no un castigo".
Se afilió al Partido Comunista y eso le trajo sus problemas, en materia de persecuciones.
En 1985 cumplió 80 y tocó con la orquesta en el teatro Colón. Por la orquesta pasaron cantores como Roberto Chanel, Alberto Morán, Jorge Vidal, Jorge Maciel, Miguel Montero, Alfredo Belusi, Adrián Guida y Abel Córdoba. Este último estuvo 30 años con la orquesta.
Falleció el 25 de julio de 1995.
Dicen que Pugliese trae suerte. Hasta futbolistas han dicho que a la hora de ejecutar un penal o atajarlo solían decir la palabra para lograr el objetivo.
Se señala a Pugliese como antimufa, contra la yeta, etcétera. Según se cuenta en un recital de Charly García hubo problemas técnicos, se puso un disco de Pugliese y las cosas comenzaron a mejorar. Desde ese momento Pugliese se transformó en el aliado ideal para superar problemas técnicos, cortes de luz, etcétera. Así que frente a la vida, hoy más que nunca, vale gritar: PUGLIESE, PUGLIESE, PUGLIESE.
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