CRISTIAN PALACIOS, OPINION SOBRE EL HOY DEL TEATRO INDEPENDIENTE


 El actor y director Cristian Palacios, director de Pirologías, se expresó a raíz de la celebración reciente del día del teatro nacional.

Dijo que "parece que hoy es el día nacional del teatro. Yo no sé cuántos días del teatro hay. Cada tanto me entero de uno nuevo. Además es el día nacional de teatro independiente. Me parece bien salvo que como no hay día del teatro oficial o comercial daría la sensación de que el teatro independiente no es necesariamente El Teatro.

En mi caso particular no tengo dudas: El Teatro es el teatro independiente y todo lo demás hace lo que puede por parecérsele. Lo que importa, sin embargo, es qué le pasa al teatro nacional hoy. Y me refiero, claro, al auténtico teatro. Ese que nunca se fue, pero que hoy no puede volver. Para ese teatro ha sido un año muy duro. El año en que aprendimos que vivíamos en peligro hacía rato. Un año en el que, además, las autoridades culturales, las que eran ideológicamente afines y las que no, no han estado a la altura. Para nada. Duele un poco decirlo, pero la primera acción del gobierno de la provincia de Buenos Aires (ese al que voté con alegría) fue despedazar el ministerio de Cultura. Y duele mucho porque cuando Vidal hizo lo propio con el Instituto Cultural, todos salimos a criticarlo. Ya está por cumplirse un año de la gestión de Kicillof y el ministerio no solo continúa desaparecido sino que la provincia no movió un solo dedo por sus trabajadores culturales.

Y acá no vale el argumento de que la provincia estaba fundida. Para gestionar no se necesita dinero. Si este gobierno (que en realidad, todo hay que decirlo, es un gobierno con funcionarios de CABA) no movió un dedo es porque no sabe que existimos. Del lado de Nación hubo muchísimos más recursos destinados al sector. Pero con una trampa: esos recursos fueron destinados a la subsistencia y no a la actividad. Al día de la fecha, con una perspectiva de ejemplo, los subsidios de producción en la región centro permanecen frenados. Si hay algo que podríamos estar haciendo en este parate es producir. Pero no podemos, y eso nos trae la mayor enseñanza que creo (en mi humilde opinión) que deberíamos extraer de este contexto.

Primero: la salida es colectiva. Parece un lugar común, pero es una gran verdad, si se es consecuente con ella. Ser consecuente con la idea de la colectividad es difícil. Pero si este año tuvo algo positivo fue la proliferación de grupalidades. Y esta es la segunda enseñanza. Instituciones como el INT, que financian la actividad teatral independiente, deberían dialogar con esos colectivos y no con instituciones como Actores o Argentores, que representan a actores y autores, con exclusividad, unos y otros.

Pero díganme: ¿quién en el teatro independiente es solo actor y no además productor, gestor, escenógrafo, responsable de sala y agente de prensa?¿Quién es tan solo autor y nada más que autor?

Y acá se llega a la tercera enseñanza: veintipico de años después de la sanción de la ley, deberíamos aprender que el criterio político-geográfico de distribución de los recursos no solo es inadecuado sino sumamente nocivo. El recurso debe distribuirse en base a la actividad, y este año lo sabemos más que nunca. La política de distribución actual fomenta inequidades absurdas donde hay regiones y provincias que no alcanzan a cubrir la demanda y otras regiones y provincias que no llegan a ejecutar su presupuesto.

Esta subejecución se complementa con planes llevados adelantes por los funcionarios que ejercen, a partir de ellos, trabajo político personalista y llegan a transformarse en verdaderos caudillos en sus respectivos territorio, distanciándose cada vez más de la actividad a la que deberían fomentar.

Y esta no es una crítica a los funcionarios en si mismos (aunque hay muchos que claramente no funcionan) porque me consta (todo es opinable, claro) que hay gente muy valiosa allí, pero que resulta atrapada por esta dinámica propia de una institución que debería ser revisada, a esta altura, por aquellos que la creamos

Hoy, por ejemplo, se está presentando la fiesta nacional del teatro y me pregunto (nos pregunto):¿tiene sentido hacer una fiesta en este contexto?¿Cuando los subsidios de producción y asistencia técnica están cerrados en varias regiones, cuando hay muchísimas salas a punto de clausurar para siempre, cuando no se cobró ni un centavo al día de la fecha, de los pocos apoyos que sí se dieron?

Por supuesto que si la comunidad la quiere, me parece perfecto. ¿Se convocó a la comunidad para preguntarle? El verdadero teatro, por supuesto, está más allá de estas cuestiones. Pero las personas no lo estamos. Porque yo tengo la inmensa suerte de cobrar un sueldo como investigador, pero montones de amigos y amigas y sobre todo aquellos que se jugaron por el teatro como profesión, no pueden trabajar ni tienen ingreso alguno desde hace casi nueve meses.

Todavía sigo creyendo que este es un momento de reinvención, de renacimiento, de redescubrimiento del teatro y que los creadores saldremos fortalecidos de esta crisis. Porque si una virtud ha tenido el teatro a lo largo de los siglos es su capacidad de desnudar la naturaleza conflictiva de lo real. Por eso es que nos digo feliz lucha y nos auguro una cuesta arriba difícil pero prometedora en la que logremos que finalmente la política del teatro esté a la altura del verdadero teatro, que es también la verdadera política.

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