No fue ni a favor del oficialismo ni de la oposición, fue un fallo salomónico de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que decidió que en el caso de los jueces Bruglia y Bertuzzi van a permanecr en sus cargos hasta tanto se convoque desde el Consejo de la Magistratura a la elección de los nuevos, que también podrían ser ellos porque se podrían presentar pero...
Aunque el presidente de la Nación hoy dijo en Avellaneda que quiere una justicia independiente, etcétera, etcétera, porque no la había en el anterior gobierno (la pregunta tendría que dirigirse a los doce años de kirchnerismo y la actuación de la justicia, empezando por Norberto Oyarbide y sus fallos exprés en casos que involucraban al gobierno de entonces, sin apelaciones...) parece olvidar lo que pasaba en años anteriores al macrismo. Incluso hay videos, reportajes en los diarios y demás que muestran al presidente como un gran crítico de la justicia en la era kirchnerista...
Lo cierto es que vuelve a demostrarse que los jueces actúan según los vientos políticos que soplan y la Corte no podía ser diferente, porque no falló en forma abruptamente diferente a lo que había dicho hace dos años, sin embargo dejó picando el balón para que desde el Consejo de la Magistratura se convoque para la elección de estos jueces (ellos podrán participar, aunque parezca una ironía).
Los jueves involucrados -Bruglia y Bertuzzi- dijeron que fue un fallo con un tinte político bastante evidente, o sea, desde el poder de la vicepresidenta -que hace días mandó una misiva letal, léase carta, que generó una conmoción brutal en el poder, del que ella pareció querer desprenderse- sigue el avance sobre la justicia.
De ahí que la dirigente de la Coalición Cívica, Lilita Carrió, advirtió estos temas en el caso del futuro procurador (jefe de los fiscales) y se manifestó a favor del doctor Rafecas, entendiendo que sería el mal menor, teniendo en cuenta que si es otro seguramente será del palo de quien busca casi como una obsesión licuar todas sus causas judiciales.
La división de poderes sigue siendo el gran problema de la República, porque suma inconvenientes, resta poderes y multiplica los avances, para convertirse en una ecuación que tiene al signo igual simplemente como un mero detalle...
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