VILLA DEMOCRACIA: EL EJEMPLO DEL DOCTOR RICARDO BALBIN


 El abogado quilmeño y actor Juan Jorge Villa acerca en las redes este recuerdo que remonta al año 1949 y que lo tiene al político radical, Ricardo Balbín, como protagonista.

El 29 de setiembre de ese año el entonces presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Héctor Cámpora, por órdenes del presidente Juan Domingo Perón expulsaba al diputado Ricardo Balbín, y lo enviaba a la cárcel.

Días después el propio Perón le ofreció el indulto pero Balbín se negó, argumentando que el normal funcionamiento del proceso judicial descubriría su inocencia, algo que el indulto no hacía.

Villa recurre al Diario de Sesiones de la Cámara, el tomo IV, páginas 4290 a 4294, y ahí se relata el valiente discurso republicano del doctor Balbín, que le mereció la cárcel y la persecución gubernamental.

Así se pronunciaba Balbín, según el diario de Sesiones que volcaban los taquígrafos: "Señores diputados: oíganlo bien. Echan a un hombre a la calle para vivir ustedes en libertad sin darse cuenta de que yo seguiré siendo libre, mientras todos ustedes quedan presos e incapacitados para reaccionar...".

"... una Cámara que se moviliza formalmente al solo efecto de llenar disposiciones reglamentarias y cumplir así una determinación que ya tiene tomada, me parece una ficción innecesaria e inútil..".

"No he aprendido todo lo que puede hacer un oficialismo desbordado, pero estoy resuelto a sufrirlo todo para que no lo tengan que sufrir las generaciones futuras.... Nosotros tenemos sentido de futuro, no barriga de presente...".

"Todos los triunfadores tienen la creencia de su perpetuidad; todos los triunfadores creen que vivirán sus vidas enteras en el triunfo. Cuando una minoría les dicen que están equivocados y que algún día los vencerán se ríen, como se ríen ustedes ahora... Pero nosotros que tenemos la vieja experiencia de nuestros

sacrificios, sabemos que esto termina, y como no trabajamos para nosotros, sabemos que nuestros hijos llegarán a tiempo".

"No me detendré en la puerta de mi casa a ver pasar el cadáver de nadie, pero tengan la seguridad de que estaré sentado en la vereda de mi casa viendo pasar los funerales de las dictaduras para el bien del país... Si con irme pago el precio como cualquier otro de los luchadores de mi partido; si este es el precio por el honor de haber presidido este bloque magnífico, que es una reserva moral del país, han cobrado barato, fusilándome, todavía no estaríamos a mano".

Muchísimo años después tanto Balbín como Perón entablaron una amistad, que se tradujo en los encuentros de la Hora de los Pueblos. 

Perón muere el 1 de julio, de 1974, y tres días después en la despedida ante su féretro, en el recinto de la Cámara de Diputados, Balbín pronuncia palabras que han quedado para siempre: "... este viejo adversario despide a un amigo...".

Ojalá que en estos tiempos de incertidumbre y confusión, el espíritu final que trazaron ese Perón herbívoro y ese Balbín responsable sirva para tranquilizar las aguas de la democracia y poder navegar todos juntos en una Argentina que merezca ser vivida.

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