Con la firma del presidente del Concejo Deliberante de Quilmes, Fabio Báez, se presentó un proyecto de ordenanza para declarar ciudadano ilustre del partido de Quilmes a Omar Hugo Indio Gómez, en reconocimiento a su trayectoria deportiva y los logros futbolísticos alcanzados como jugador del Quilmes Atlético Club, motivos que enaltecen y llenan de orgullo a los vecinos de la ciudad.
El autor de la iniciativa hace una extensa expresión de la vida de Omar Gómez, sus logros futbolísticos, sus inicios y recuerda que en el 2012 el entonces concejal Mario Sahagún presentó un proyecto en el mismo sentido.
Se recuerda que el Indio jugó 279 partidos a lo largo de su carrera, marcó 49 goles y ganó tres campeonatos con la casaca del Cervecero: el ascenso a primera 1975, el de 1978, campeón Metropolitano en primera división y el que devolvió a Quilmes al Nacional B en 1987.
A continuación repasa la rica historia de vida en Quilmes, reconstruida en un gran trabajo por el periodista e historiador Daniel Arrigo, con la colaboración de Mané Klassmeier, Patricio Minig , Juan Manuel Pollini e Ignacio Lombán.
Aquí pasa a hablar de la vida del Indio, nacido el 3 de octubre de 1955 en el Hospital Iriarte. Su infancia transcurrió en el barrio El Monte y se cuentan las propias palabras del involucrado, quien dijo que de muy chico jugaba con los pibes del barrio en las canchitas que armaban en los potreros.
"Un día me dijeron que jugábamos con los de arriba, que eran los del asfalto para el oeste. Los de acá éramos los de abajo y jugamos en la cancha de Siete Estrellas, que estaba en Conesa entre San Martín e Yrigoyen, donde hoy está Coto.
Ahí lo vio Tito Siani, un señor que tenía un equipo llamado Rayo Rojo. Ese mismo jueves lo invitó a jugar el domingo en el equipo que participaba en un torneo.
El Indio fue al partido. "Estuve a las nueve de la mañana y me encontré con un ambiente de pibes de bien, buenitos, equipados, tenían sus camisetas, buenos botines, bañaditos, bien peinados y me dieron todo. Tenían sus número cinco, pantalón, medias e inclusive zapatillas para jugar porque yo no tenía. Como aparecí con el pelo tan largo escuché un rumor entre los pibes que decían: ¿este indio, quién es?. Ahí quedó el apodo.
"Ese día ganamos, la rompí y bueno, después los chicos se peleaban por invitarme a la casa a comer, para hacerse amigos míos y la pasé muy bien. Ese Siete Estrellas le ganábamos a todos. Así comenzó mi historia con el fútbol".
El Indio en ese tiempo jugaba de 5. Ignacio Lombán y Juan Manuel Pollini, en el libro Azul y Blanco mi corazón recuerdan las palabras del crack Cervecero y sus ganas de jugar. "Fui a la Bernalesa a probarme. La prueba la dirigía Mingo Capparelli, que empezó a armar el equipo. Faltaba un 6 (defensor central). Preguntó quién quería jugar ahí. No me quedaba afuera ni en pedo. En esa categoría quedé como segundo central y debuté en el torneo en ese puesto. Ahí ya había llegado Aníbal el gordo Díaz a manejar las inferiores. Debuté contra Bánfield por el torneo de novena. Quise salir jugando dos veces y perdíamos 2 a 0. En el entretiempo me mandó de 8 (mediocampista por la derecha). Empatamos 2 a 2, con dos goles míos. Así comenzó mi historia en Quilmes.
"El gordo Díaz, un técnico que me enseñó mucho sobre lo que era el jugador de fútbol. Yo venía con desventaja porque era chiquito y flaquito. Era de los pibitos que por ahí no tenía la alimentación necesaria pero jugaba bien al fútbol y con eso suplantaba la aspiración que tenía él, de tener jugadores potentes, fuertes y que jugaran bien.
Aquella novena Cervecera salió campeona en un torneo de primera A. Y además del Indio aparecía Daniel Bertoni, quien fue campeón mundial 78 con la selección nacional.
DEBUT Y PRIMER GOL
La historia del Indio sigue su curso en los fundamentos del proyecto de Báez. Se recuerda la tarde del 2 de marzo de 1974, por la quinta fecha del torneo Preparación de Primera B. Quilmes le ganó en el viejo estadio de Guido y Sarmiento a Almirante Brown 2 a 0 con goles de Richard García y Julio Ricardo Villa. Cuando el partido iba 0 a 0, en el primer tiempo, luego de un choque con el arquero visitante, Ricardo Pistone, el volante derecho Oscar Rodríguez se fracturó dos costillas. Ahí ingresó el Indio a los 37 minutos del primer tiempo.
Al otro partido fue titular en cancha de Lanús. En la primera jugada generó una situación de gol. También tiró paredes con Villa. "Fue el día más feliz de mi vida porque se convencieron de que podía jugar a pesar del pelito largo, de que era flaquito y que tenía las patitas chiquititas".
D´ACCORSO Y TORRECILLAS
"Cuando llegó el técnico Antonio D´Accorso con el profesor Torrecillas me pidieron que les contara cualquier problema que tuviera. Les dije que me cansaba mucho y que aguantaba solo un tiempo. Le dije que no podía imaginarse lo que significaba trabajar ocho horas en la fábrica y venir a entrenar. Estaba muerto, queda agotado. Eso se habló también con el presidente y enseguida buscaron la solución. Me dieron un viático para que pudiera dejar el trabajo y el profe me empezó a matar en los entrenamientos.
"D´Accorso habló mucho conmigo y me convenció para que jugara de volante ofensivo. Ahí empecé a sentirme más cómodo. Tenía más la pelota y como me gusta jugar arriba, tenía más posibilidades de gol. Me sacó la responsabilidad de marcar".
QUILMES 75
La siguiente etapa pasa por el Quilmes de 1975, con el técnico Antonio D´Accorso, un equipo que produciría una revolución en el fútbol de la Primera B. Fue campeón tres fechas antes y la hinchada batió récords de recaudación. Ahí brilló la figura del Indio, por desequilibrio, velocidad, gambeta y gol. El propio D´Accorso decía que el Indio estaba a la altura de un Bochini o de un Alonso.
También se cita la famosa anécdota de los botines blancos. Quilmes jugaba con Nueva Chicago en Vélez y por una publicidad de la marca Fulvence, salió a la cancha todo vestido de blanco: camiseta, pantalón, medias y botines. Fiel a su estilo y a su forma de ser, el Indio decidió dejarse los botines blancos para jugar. "Me gustaba y los usé. Cuando me vieron los hinchas se mataban de risa . Anduve bien, hice dos goles y ganamos" relató sobre esa inédita experiencia.
QUILMES 78
El nuevo relato es el Indio en el Quilmes 78 del técnico José Yudica, que ganó el torneo de primera, dejando segundo nada menos que a Boca Juniors. Con aquel histórico triunfo en Rosario 3 a 2 ante Central, ante una multitud.
En 2006 Gómez afirmó en el periódico Informe Kilme que ese título fue inolvidable "porque ganamos el metropolitano con Quilmes, mientras Argentina era campeón mundial. Eso hizo que quedáramos pegados a la historia de ese año, y fue por lo que luchamos. Económicamente no ganamos mucho dinero, por ejemplo yo no me pude comprar un auto pero sí me gané el cariño y el que no te olviden nunca más de la gente de Quilmes".
EL REGRESO
Más adelante Gómez recuerda su paso por Estados Unidos, donde jugó en Dallas. "Quilmes necesitaba plata para afrontar la Libertadores y yo estaba formando una familia y me convenía. Así que con mi mujer hicimos las valijas y nos fuimos.
En 1987, durante el receso del campeonato de Primera B Metropolitana, volvió a un Quilmes puntero y con 12 compromisos por delante en búsqueda del ascenso. El 31 de enero volvió a vestir esa camiseta y el 14 de abril Quilmes se consagró campeón, venciendo a Estudiantes de Caseros por 3 a 0. Cuenta Daniel Arrigo que El Indio fue la figura de la cancha. "Dibujó una gran jugada, apilando rivales para luego asistir a Catalán en el primer gol. También convirtió el segundo. El tercero fue de Leani".
EL ADIOS
En 1990 el Indio jugó su último partido en Quilmes ante Lanús y se retiró un año más tarde en el fútbol de salón de Estados Unidos, vistiendo la casaca del Wichita Wings de Kansas.
Fue entrenador en las inferiores cerveceras y la tribuna popular local del Centenario lleva su nombre.
Todos estos elementos llevan al concejal Báez a proponer declarar a Omar Hugo Gómez como ciudadano ilustre del partido de Quilmes.
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