Parece ser que podría ser el martes 13 de octubre la fecha en que la Corte dé su veredicto sobre el caso de los jueces desplazados por el Senado -Bertuzzi, Bruglia y Castelli- después de haber aceptado el per saltum para tratar el tema, algo que movió un poco la preocupación del oficialismo que suponía -al menos esa era la presión de los últimos días- que no se iba a dar lugar al reclamo de los magistrados.
Habrá que ver si la unanimidad que mostraron en la aceptación del per saltum se mantiene en la nueva y más esperada decisión porque hace al contenido de la cuestión. Difícilmente se repitan los números, lo que interesa saber si los tres jueces del alto tribunal que hace dos años se manifestaron en un sentido mantienen la posición o si deciden cambiar el fallo, porque a su entender cambiaron las condiciones.
Así las cosas la Corte se puso los pantalones largos para defender la división de poderes, sostén de la República, respondiendo de esa forma a aquellos que se encargaron de criticar al Poder Judicial y reclamar que ese alto tribunal actúe acorde a la Constitución. La Corte defendió la división de poderes y de ninguna manera puede verse sometida a los intereses de los otros poderes.
El avance sobre la Justicia, y la Corte, ahora suma otro escalón en esa presión que parece ser moneda corriente en el oficialismo, con el pedido de juicio político al presidente del Tribunal. Curiosa casualidad la que provocó la reacción de la oposición con la palabra de representantes de ese sector, repudiando el pedido de una senadora nacional.
Estos temas que aparecen en el primer plano periodístico sirven para justificar la preocupación del ciudadano común, que entiende que sus temas hacen a otras dimensiones, y de ninguna manera por saber qué hará el gobierno o la Corte sobre cuestiones, que más que nada hacen a la inquietud de la vicepresidenta por licuar sus causas con la justicia.
La desocupación, la pobreza, el desempleo, los números del INDEC, la inseguridad, la educación, el confinamiento...son algunos de los temas que deberían estar en agenda en los primeros lugares de la consideración de los responsables.
Y la pregunta que se hace el ciudadano común vale sin duda para que alguien se encargue de tomarla en cuenta: ¿Qué pasa con los temas que realmente importan? Puntos suspensivos...
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