LA CORTE, EL TEMA DE FONDO Y EL AVANCE DE LOS PODERES


 Una buena parte de la sociedad "festejó" como si se tratara de una contienda futbolística la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de dar curso al per saltum de los tres jueces desplazados por el Senado, los magistrados Bertuzzi, Bruglia y Castelli.

Ahora resta saber qué puede pasar en el "segundo tiempo", cuando el más alto tribunal de la Nación deba expedirse sobre la cuestión de fondo, es decir, si avala lo dispuesto por el Senado o rechaza los traslados, entendiendo que no correspondían.

No se puede aventurar lo que puede pasar en esta instancia, aunque sí se puede tener en cuenta el universo que rodea a esta decisión. 
Porque desde el oficialismo se apunta a lograr que la Corte dé la razón al Senado, y en ese sentido llamó la atención la expresión del jefe de gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, quien expuso que espera que la Corte no entregue su prestigio. En ese sentido dijo que sueña con que la Corte actúe acorde la Constitución nacional, lo que lisa y llanamente significa dar el visto bueno a lo dispuesto por el Senado.

Llama la atención que quienes hablan de independencia de poderes se metan en otro -el Judicial- para presionar de alguna manera a fin de que el Tribunal falle según su buen saber y entender. Porque si lo hace de otra manera, o sea si rechaza los traslados desde el Poder Ejecutivo se pensará que la Corte no actuó acorde a Derecho.

Resulta curioso que se festeje un fallo cuando es favorable y se lo repudie cuando eso no ocurre.

Es probable que con la composición de la Corte ese 5 a 0 que se dio en forma unánime para aceptar el per saltum se transforme en otro resultado, quizás casi tan amplio como aquel, y los que festejen sean los mismos que ahora ponen en aprietos con sus dichos al máximo tribunal.

Así las cosas en esta cuestión jurídica, que difícilmente esté en el primer lugar de la agenda de la gente, se juega una pulseada de poderes que parece anacrónica en un país que se sacudió esta semana con el conocimiento de la cifra de pobreza e indigencia, que mueve y conmueve, e interpela a los responsables de gobernar, sean oficialismo u oposición.

La Argentina, como diría Ortega y Gasset, en aquella histórica recomendación de los primeros años del siglo pasado, debe apuntar de una vez por todas  a las cosas. Ponerse los pantalones largos y comenzar a buscar soluciones a amplia gama de problemas que vive el país, y que la pandemia como una mueca del destino puso sobre el tapete como nunca.

Se necesita que aparezcan quienes piensen en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones, para que el país pueda arrancar, se ponga de pie como dice el presidente y se dejen de lado las cuitas de algunos de sus funcionarios, muy cercanos por cierto, que podrán licuar sus causas pero difícilmente puedan borrar de la memoria de los argentinos las razones que los llevan a hacer lo imposible para que la Justicia les sonría. De la memoria colectiva nunca se puede escapar, por más acción que se haga o pretenda hacer por ello...

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