El presidente de la Nación, Alberto Fernández, estuvo en San Juan, eso permitió acordarse de Domingo Faustino Sarmiento y su aporte a la educación.
Pero la presencia en tierra cuyana lo volvió a poner en el plano de la polémica, porque se tiró contra la meritocracia.
Dijo, por ejemplo, que "lo que más nos preocupa es que el esfuerzo que hicimos con la provincia de Buenos Aires lo podamos hacer con todo el país porque otras provincias también lo necesitan.
Y agregó que "lo que nos hace evolucionar o crecer no es verdad que sea el mérito, que nos han hecho creer en los últimos años. El más tonto de los ricos tiene más posibilidades que el más inteligente de los pobres. Mientras eso no ocurra no podemos estar tranquilos con nuestra conciencia. Ese tratamiento desigual nos pone en un mal lugar como sociedad. No es buen sistema. Las mejores sociedades son las que precisamente a todos les dan la oportunidad de desarrollarse".
Lo que dijo Fernández seguramente pondrá en el ojo del análisis la cuestión, porque quien habla vivía en Puerto Madero antes de acceder al gobierno y su jefa y electora también vive en los barrios más "recoletos" de la opulenta ciudad. Es decir, se critica la opulencia de CABA pero eso sí, no se pone el ojo en la opulencia propia. Con indumentaria de alto precio, en residencias multimillonarias, se habla de meritocracia y se olvida que muchos de esos pobres han sido provocados con gobiernos y gobiernos que nunca miraron a los pobres con la posibilidad de progresar, sino que los condenaron al clientelismo eterno, viviendo en pueblos vulnerables sin los mínimos servicios para vivir dignamente.
El mérito siempre tiene que ser motivo para crecer, en todo caso el gobierno tendría que dar a esos pobres las herramientas para que con su mérito puedan mejorar su situación de vida.
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