ALBERTO FERNANDEZ VOLVIO A CARGAR CONTRA MAURICIO MACRI

 El presidente de la Nación se parece cada vez más a su compañera de fórmula y cuando habla no se sabe si dice lo que realmente siente o lo que le dicta su socia.

Hoy, en el Conurbano -San Fernando- Fernández volvió a cargar contra el presidente anterior, Mauricio Macri, y si bien no lo nombró sin duda lo que dijo estuvo dirigido al ex presidente, sobre todo por el artículo crítico que publicó Macri en el diario La Nación.

Fernández sostuvo que "en una sociedad cuando alguien gana mucho y otros pierden mucho, eso más que una sociedad se parece más a una estafa. No vinimos a multiplicar la estafa que vivimos en los últimos cuatro años".

Más claro, echale agua.

Lo cierto es que Fernández parece haber olvidado que él también publicó un artículo en el mismo medio gráfico, en febrero de 2015, con la satisfacción que significa tener la tapa como presentación de su palabra.

En esa ocasión parecía otro Fernández y todo el artículo era lapidario con su actual socia de gobierno. 

En este lustro esas palabras -EN EL DIARIO LA NACION- parecen haberse diluido en el mar del olvido, aunque los archivos están ahí y solo es cuestión de revisarlos.

Los políticos tendrían que cuidar sus palabras, llámense Alberto Fernández, Mauricio Macri, o como se llame. Mucho más cuando se trata del primer mandatario, que tendría que darse cuenta que es de todos los argentinos y no de una parte de la sociedad.

Porque esto sirve ni más ni menos para ampliar una grieta, que al principio pareció dejarse de lado -el Alberto moderado- pero que ahora ha crecido en forma preocupante. Mucho más después de la quita del punto de coparticipación a la Ciudad, no ya tanto por la medida sino por el método, que golpeó en el corazón del jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta.

Los políticos deben entender que en el medio está la gente, que observa anonadada los dardos que se arrojan de un lado y de otro y que parecen inoportunos y anacrónicos en medio de una pandemia histórica, que en el país ya llega a los seis meses, todo un récord, con el agravante de que los objetivos que se tomaron en cuenta cuando se decidió el aislamiento estricto no han dado en principio frutos porque los números siguen creciendo en una curva que no se achata, y que por el contrario, ahora se expandió en el interior del país, con circunstancias graves en regiones del norte.

En medio de este panorama, la República sufre las consecuencias de que no se respeta la división de poderes que marca la Constitución Nacional.

El Ejecutivo avanza sobre el Legislativo, el Poder Judicial está inmerso en un clima preocupante porque desde el más alto tribunal no hay señales de hacer respetar esa división de poderes, cumpliendo cada poder su rol. En el caso de la Corte, no tendría que permitir la invasión del Ejecutivo en el Legislativo y mucho menos, en el propio Poder Judicial.

Así las cosas ayer hubo una manifestación que puso sobre el tapete las críticas que genera la actualidad, en cuanto a la Constitución, la reforma judicial, Lázaro Báez, el traslado de jueces que analizan casos emblemáticos de corrupción, la toma de tierras, etcétera. Desde el oficialismo se le adjudica intenciones destituyentes, olvidando que los ciudadanos están cumpliendo incluso con una premisa del propio Alberto Fernández: cuando me aparte de lo que corresponde, háganmelo saber, o de lo que dijo el Papa Francisco: hagan lío cuando eso sea necesario.

Cabe anhelar que todos entiendan el momento que se vive y asuman su responsabilidad, porque como dicen los que saben la República debe estar siempre por encima de los nombres.

Pasó un nuevo aniversario de Domingo Sarmiento, el gran educador, algo ignorado desde el poder, lo que no quita que haya sido el gran mentor de la educación nacional y el que nos enseña el camino. Porque solo con educación se podrá construir una República moderna y meritoria.

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