EL SENADO Y LA REFORMA JUDICIAL: EL APURO PUEDE SER PERJUDICIAL

 El apuro que muestra el Senado de la Nación por sancionar la llamada reforma judicial parece darse un porrazo con la oportunidad que marca la pandemia por el coronavirus.

Porque la opinión pública o mejor dicho, la voluntad de la gente, de ninguna manera traduce la necesidad de que el Poder Legislativo a través de una de sus Cámaras sancione una reforma que deja sus bemoles y que solo encubre el deseo de licuar al Poder Judicial para favorecer las pretensiones de quien quiere zafar de la cantidad de causas que lleva sobre su espalda.

Se dan cosas inéditas en la historia argentina, como que una comisión asesora del presidente para la reforma judicial la presida el abogado que defiende particularmente a una de las principales afectadas por la cuestión que se va a cambiar.

Todo el kirchnerismo duro salió a pegarle al ex presidente Mauricio Macri, y todos parecen haberse puesto de acuerdo para criticarlo.

Resulta curioso que se tome tanto tiempo para un mismo fin, y se piense que los males que vive el país y fundamentalmente la provincia de Buenos Aires y el conurbano se deben a esos cuatro años macristas, con Mauricio en presidencia y María Eugenia Vidal en provincia.

Fueron cuatro años solamente, contra tres décadas de gobiernos del signo actual en provincia y con municipios que tuvieron a ese signo siempre desde que volvió la democracia en 1983. El caso emblemático, el populoso municipio de La Matanza, que nunca cambió de orientación política, y que incluso tuvo hasta el 2019 como intendenta a la actual vicegobernadora.

No se entiende el apuro del Senado, tampoco se comprenden actitudes del presidente que se contradicen profundamente con lo que pensaba en los últimos años (basta con recurrir a archivos para darse cuenta de que este es otro Alberto Fernández, quizas asediado por su compañera de fórmula que pretende zafar de las causas que la involucran).

Todo este combo parece justificar a quienes se sienten defraudados y que pueden volver a manifestarse el próximo jueves cuando el Senado pretenda aprobar la reforma.

La democracia es una forma de gobierno, que costó sangre, sudor y lágrimas recuperar en 1983. Sería importante que todos los entiendan, oficialismo y oposición. La búsqueda del consenso es la esencia del republicanismo. Ojalá todos lo entiendan y no se escudan en la pandemia, el coronavirus y la cuarentena para dar rienda suelta a sus peores sentimientos.

Argentina, hoy más que nunca necesita de todos. No se trata de gritar porque el que grita no convence, simplemente compartir las ilusiones y los ideales de los argentinos que necesitan que sus representantes no se dejen llevar por la pasión de la sinrazón.

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