En estas horas se espera en el Congreso -ingresará por el Senado- el proyecto de reforma de la justicia, que seguramente va a provocar revuelo, aunque se espera que se tome el tiempo necesario para que se transforme en una fantochada o en un simulacro para esconder el objetivo de favorecer en sus causas a la vicepresidenta de la Nación.
Se conoció que se presentará un equipo de notables del Derecho para integrar una comisión, que se encargará de asesorar y evaluar las modificaciones que se pretenden en el Consejo de la Magistratura y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la designación de los fiscales y la instauración del juicio por jurados.
En este elenco de once integrantes, aparece el abogado de CFK, Carlos Beraldi y como contrapeso, la candidata en su momento del entonces presidente Mauricio Macri a la procuración, Inés Weinberg de Roca. También están los constitucionalistas Gustavo Ferreyra y Andrés Gil Domínguez. El ex juez del juicio a las Juntas, Carlos Arslanian; el experto en Derecho, Enrique Bacigalupo; la especialista en derecho de familia, Marisa Herrera, juezas de cortes provinciales, Hilda Kogan, Claudia Sbdar y María del Carmen Battaini, el juez de la corte de Mendoza, Omar Palermo.
Se entiende que el Poder Judicial debe ser reformado, por supuesto eso no lo niega nadie, aunque seguramente el análisis del Parlamento tendría que ser una vez terminada la cuarentena, para que cuente con analistas, especialistas, representantes de los magistrados y de los abogados, etcétera, en diferentes audiencias vayan dando su opinión y se puede lograr el mejor producto legislativo que se pueda, donde la calidad esté por encima de la cantidad.
La reforma judicial -habría que ver qué dice la ciudadanía si corresponde ponerla en autos en estos momentos- obligará a oficialismo y oposición a afilar a sus principales espadas para que al final se tenga lo mejor que se pueda producir. Ojalá así sea, y se borre aquella imagen previa de que se busca impunidad para causas que sacuden el avispero del poder de los últimos tiempos.
Se conoció que se presentará un equipo de notables del Derecho para integrar una comisión, que se encargará de asesorar y evaluar las modificaciones que se pretenden en el Consejo de la Magistratura y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la designación de los fiscales y la instauración del juicio por jurados.
En este elenco de once integrantes, aparece el abogado de CFK, Carlos Beraldi y como contrapeso, la candidata en su momento del entonces presidente Mauricio Macri a la procuración, Inés Weinberg de Roca. También están los constitucionalistas Gustavo Ferreyra y Andrés Gil Domínguez. El ex juez del juicio a las Juntas, Carlos Arslanian; el experto en Derecho, Enrique Bacigalupo; la especialista en derecho de familia, Marisa Herrera, juezas de cortes provinciales, Hilda Kogan, Claudia Sbdar y María del Carmen Battaini, el juez de la corte de Mendoza, Omar Palermo.
Se entiende que el Poder Judicial debe ser reformado, por supuesto eso no lo niega nadie, aunque seguramente el análisis del Parlamento tendría que ser una vez terminada la cuarentena, para que cuente con analistas, especialistas, representantes de los magistrados y de los abogados, etcétera, en diferentes audiencias vayan dando su opinión y se puede lograr el mejor producto legislativo que se pueda, donde la calidad esté por encima de la cantidad.
La reforma judicial -habría que ver qué dice la ciudadanía si corresponde ponerla en autos en estos momentos- obligará a oficialismo y oposición a afilar a sus principales espadas para que al final se tenga lo mejor que se pueda producir. Ojalá así sea, y se borre aquella imagen previa de que se busca impunidad para causas que sacuden el avispero del poder de los últimos tiempos.
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