Hoy 7 de junio es el día del periodista en nuestro país, en el marco del recuerdo del primer número de La Gazeta de Buenos Aires, que dirigía Mariano Moreno (ese número se publicó el 7 de junio de 1810). Quiero recordar aquí un capítulo dedicado al periodismo en mi libro Páginas sueltas...
"Periodista se nace. El tiempo irá corroborando la especie, pero esta profesión o mejor dicho vocación difícilmente pueda abandonarse cuando se quiere con toda intensidad.
El escritor Gabriel García Márquez dice que es el mejor oficio del mundo y apoya su afirmación en una serie de expresiones que pueden ser preceptos válidos para todo periodista.
Los diarios ganarán la batalla el día en que dejen de competir con la televisión. No hay como el detalle para hacer la diferencia. La televisión tendrá las mejores imágenes, pero el periodista tendrá olores y los sentimientos de lo que ocurrió.
Una buena nota es como una salchicha: hay que anudarla al final para después poner todo adentro, y que no se caiga nada. Será una buena nota si sabe a dónde se va a sentarse a escribir.
El final es tan importante como el comienzo. Si se logró que el lector llegue hasta el último párrafo se habrá ganado gran parte de la batalla. Pero si no se tiene el remate el lector dirá: ¿Y leí hasta aquí para encontrarme con esto?
La lectura es un acto hipnótico, pero el lector siempre quiere irse. Se escapará al menor descuido si no le contamos todo el tiempo algo que le sucedió a la gente.
La información bien contada es inigualable, pero eso no significa necesariamente escribir algo. Uno se sorprende por la cantidad de palabras inútiles que puede llegar a poner en una sola frase.
El periodismo es una trampa: a quien entra en él de verdad no podrá salir jamás.
Creo que las escuelas de periodismo son importantes para saber lo que es el periodismo, pero no para saber periodismo.
El primer deber del periodista es desconfiar de la fuente. Esto es esencial porque muchas veces, y sin quererlo, uno podrá convertirse en instrumento.
Hay atentados éticos que obedecen a una noción intrépida del oficio, fundamentada en la sacralización de la primicia a cualquier precio y por encima de todo. No los conmueve la realidad de que la mejor noticia no es siempre la que se da primero sino la que se da mejor.
Actualmente las salas de redacción suelen ser laboratorios para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores. La deshumanización es galopante.
Para ser periodis a hay que tener vocación, y la vocación es la única condición humana que alguna vez ha logrado derrotar al amor.
Hasta aquí definiciones de Gabriel García Márquez sobre el periodismo. Recordemos cuando lo dijo y en el contexto en que lo hizo, aunque algunos principios siguen siendo válidos.
"Periodista se nace. El tiempo irá corroborando la especie, pero esta profesión o mejor dicho vocación difícilmente pueda abandonarse cuando se quiere con toda intensidad.
El escritor Gabriel García Márquez dice que es el mejor oficio del mundo y apoya su afirmación en una serie de expresiones que pueden ser preceptos válidos para todo periodista.
Los diarios ganarán la batalla el día en que dejen de competir con la televisión. No hay como el detalle para hacer la diferencia. La televisión tendrá las mejores imágenes, pero el periodista tendrá olores y los sentimientos de lo que ocurrió.
Una buena nota es como una salchicha: hay que anudarla al final para después poner todo adentro, y que no se caiga nada. Será una buena nota si sabe a dónde se va a sentarse a escribir.
El final es tan importante como el comienzo. Si se logró que el lector llegue hasta el último párrafo se habrá ganado gran parte de la batalla. Pero si no se tiene el remate el lector dirá: ¿Y leí hasta aquí para encontrarme con esto?
La lectura es un acto hipnótico, pero el lector siempre quiere irse. Se escapará al menor descuido si no le contamos todo el tiempo algo que le sucedió a la gente.
La información bien contada es inigualable, pero eso no significa necesariamente escribir algo. Uno se sorprende por la cantidad de palabras inútiles que puede llegar a poner en una sola frase.
El periodismo es una trampa: a quien entra en él de verdad no podrá salir jamás.
Creo que las escuelas de periodismo son importantes para saber lo que es el periodismo, pero no para saber periodismo.
El primer deber del periodista es desconfiar de la fuente. Esto es esencial porque muchas veces, y sin quererlo, uno podrá convertirse en instrumento.
Hay atentados éticos que obedecen a una noción intrépida del oficio, fundamentada en la sacralización de la primicia a cualquier precio y por encima de todo. No los conmueve la realidad de que la mejor noticia no es siempre la que se da primero sino la que se da mejor.
Actualmente las salas de redacción suelen ser laboratorios para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores. La deshumanización es galopante.
Para ser periodis a hay que tener vocación, y la vocación es la única condición humana que alguna vez ha logrado derrotar al amor.
Hasta aquí definiciones de Gabriel García Márquez sobre el periodismo. Recordemos cuando lo dijo y en el contexto en que lo hizo, aunque algunos principios siguen siendo válidos.
Comentarios