VILLA AZUL: EN CADENA NACIONAL, UN PROBLEMA DE SIEMPRE

La Villa Azul, que abarca los partidos de Quilmes y Avellaneda, sigue siendo el principal tema de los informes periodísticos de estos momentos, con prácticamente cadena nacional para explicar lo que viene ocurriendo en el barrio, donde los casos de coronavirus se han multiplicado en forma exponencial.
Dicen que el origen fue la canchita de fútbol, lo cierto es que los casos orillan el centenar, y los afectados o sospechosos son derivados a la Universidad Nacional Quilmes, que seguramente debe estar sorprendida y preocupado por la llegada de los afectados.
El doctor Sergio Berni, ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, se puso el caso al hombro y brinda testimonios periodísticos para explicar lo que se está haciendo en la villa, con cerca de seis mil habitantes, que ahora está blindada -no entra ni sale nadie-, y se atiende todos los requisitos de los habitantes para que el virus no se expanda a otros lugares, sobre todo a la villa Itatí, que está del lado de Quilmes, separada de la Azul por la Autopista (Acceso Sudeste).
Mientras Berni habla con los periodistas en el acceso a la villa Azul y explica lo que se está haciendo, en La Plata, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, comparte un encuentro con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, con presencia de intendentes, entre ellos Mayra Mendoza, de Quilmes y Jorge Ferraresi, de Avellaneda.
Kicillof habló primero y culpó al virus de la pandemia como causante de la situación de crisis económica que se está viviendo.
Por su parte, el presidente de la Nación se ocupó de los casos Villa Azul y Villa Itati, y puso el énfasis en diferencias de urbanizaciones en villas, adjudicándola a las políticas de gobiernos.
Lo que sorprende de todo esto es que recién en este 2020, con el virus de la pandemia y la cuarentena en marcha, se "descubra" la existencia de villas -1800 en la provincia- y otras en la Ciudad de Buenos Aires, como la 31 de Retiro, la 11 14, etcétera.
Fernández habló del proyecto del doctor Raúl Alfonsín de alimentar un país federal y no unitario, que no fructificó. Recordemos que el presidente de la vuelta de la democracia quiso trasladar la Capital a Viedma, Río Negro y no se pudo concretar la iniciativa, que incluso fue respaldada por una ley.
Muchos imaginaron ese traslado -las ciudades de Carmen de Patagones y de Viedma se convirtieron en epicentro de muchos que pensaron en cambiar de lugar de residencia- y la idea se frustró y con eso se perdió una gran oportunidad de descentralizar el país.
Como respuesta -lo dijo Fernández- se acumularon habitantes en las cercanías de la Ciudad de Buenos Aires, y si bien no lo dijo, en algunos distritos del Conurbano -Quilmes es el mejor ejemplo ya que durante la intendencia de Francisco Gutiérrez, que fueron ocho años, crecieron los asentamientos en forma exponencial- se padeció este hacinamiento que hoy explota con el coronavirus, pero que se viene dando desde hace años con gobiernos que miraron para otro lado.
Buscaron en estos habitantes hacinados los votos, con promesas, pero nunca cumplieron lo elemental que es dar a estos pobladores el mínimo de dignidad, que debía traducirse en pavimentos, cloacas, agua potable, servicios públicos con buen funcionamiento. Y ahora se pagan las consecuencias a un alto precio.
Y no es el coronavirus el culpable de que a estos habitantes se les haya negado los derechos elementales, pero sí es el que ha puesto en el tapete los errores cometidos, demostrando que los gobiernos deben estar al servicio de la gente y no de sus propios intereses.
Ojalá, cuando el coronavirus sea un recuerdo lamentable, se pueda cambiar el eje de las políticas de gobierno y se piense en el ciudadano para darle lo que se merece para vivir en forma digna. 

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