Quizás sea uno de los géneros folklóricos más atractivos. La zamba. Hoy es el día nacional y vale la pena destacarlo. Una buena zamba sirve para combatir el coronavirus, ya sea con el baile, el canto, lo que sea.
Un reconocimiento -lo dice el Beto Rodríguez Iriarte- a todos los folkloristas y bailarines del país.
Y así al azar...vale ponerse a entonar la Zamba de mi esperanza, como un ejemplo de tantas otras como La López Pereyra...
Hoy es el día nacional de la danza, por La 7 de Abril. La profesora y bailarina de flamenco, Sheila Bucci, dice que aunque la ley 26297/2007 sostenga que la danza nacional es el pericón, la zamba lo es por antonomasia: un repertorio de bellezas la coloca en los lugares más altos de nuestra sensibilidad y nuestras costumbres.
La 7 de Abril es para muchos la madre de la zambas y tiene una historia muy particular.
Existen dos versiones: una es la que Andrés Chazarreta le escuchó tocar a músicos populares santiagueños, a inicios del siglo XX y que en 1916 registró a su nombre, con una letra romántica, que nada explica en relación al 7 de abril.
En 1923, Manuel Gómez Carrillo publicó una versión cuyas diferencias con la de Chazarreta son de notación musical, dato irrelevante para músicas de tradición oral.
A esa versión, Leda Valladares le agregó años más tarde una letra que tampoco explica el nombre.
A esta zamba se debe esta celebración.
Un reconocimiento -lo dice el Beto Rodríguez Iriarte- a todos los folkloristas y bailarines del país.
Y así al azar...vale ponerse a entonar la Zamba de mi esperanza, como un ejemplo de tantas otras como La López Pereyra...
Hoy es el día nacional de la danza, por La 7 de Abril. La profesora y bailarina de flamenco, Sheila Bucci, dice que aunque la ley 26297/2007 sostenga que la danza nacional es el pericón, la zamba lo es por antonomasia: un repertorio de bellezas la coloca en los lugares más altos de nuestra sensibilidad y nuestras costumbres.
La 7 de Abril es para muchos la madre de la zambas y tiene una historia muy particular.
Existen dos versiones: una es la que Andrés Chazarreta le escuchó tocar a músicos populares santiagueños, a inicios del siglo XX y que en 1916 registró a su nombre, con una letra romántica, que nada explica en relación al 7 de abril.
En 1923, Manuel Gómez Carrillo publicó una versión cuyas diferencias con la de Chazarreta son de notación musical, dato irrelevante para músicas de tradición oral.
A esa versión, Leda Valladares le agregó años más tarde una letra que tampoco explica el nombre.
A esta zamba se debe esta celebración.
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