CORONAVIRUS: REFLEXIONES EN CUARENTENA

Cuarentena, palabra, palabreja que nos va a acompañar durante mucho tiempo. Porque ya está decidido que no termina el domingo sino que sigue por largo tiempo, por ahora se habla del 23 de abril, pero si se tiene en cuenta que el pico llegará en la primera o segunda semana de mayo, cabe imaginar que continuará extendiéndose sine die.
Quienes estamos en los setenta, considerados área de riesgo, tenemos que acostumbrarnos a conocer todos los lugares de casa, atendiendo a la recomendación que se hace por doquier: QUEDARSE EN CASA. Y lo cumplimos, a pesar de que algunos desafían la propuesta y ponen en peligro a los demás.
Estamos en los umbrales de la Semana Santa y sabemos que será muy especial, no como aquella del 87 con el presidente Raúl Alfonsín y los carapintadas de Seineldín, que terminó en aquel histórico domingo de Pascua y desde el balcón de la Casa de Gobierno, el primer magistrado deseando a la multitud las Felices Pascuas, y la frase, la haya dicho o no que quedó para los libros: la casa está en orden.
Hoy las Pascuas la viviremos en casa, pero sin la cercanía de los seres queridos, salvo lo que están en cuarentena como uno.
Hay una pandemia mundial que ha provocado un antes y un después. Cuando se termine nada será igual.
Ni siquiera sabemos qué puede pasar después si superamos esta valla, que suma infectados y muertos en todo el mundo.
Argentina decidió enfrentar al enemigo invisible con una cuarentena estricta desde el vamos, y por ahora las cosas están saliendo bien. A tal punto que sabiendo que todo va en forma gradual, el presidente ha preferido mantener la cuarentena a rajatabla, y si bien podría anunciar alguna flexibilidad a partir del lunes, como los bancos, todo lo demás seguirá en casa, esperando que cuando las olas del coronavirus sean altas produzcan el menor mal posible, con los muertos con la gran tragedia ... muertos que ya se acercan a los cien mil, del más de millón y medio que están infectados en todo el planeta.
España, Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Italia, China ya dejaron el tendal. Y más cerca nuestro Brasil sigue convirtiéndose en una carrada de fallecidos, porque el inefable presidente Bolsonaro desafió al coronavirus, lo calificó de "gripecita" y hoy lo padece, a tal punto que pone en juego incluso su sostén institucional.
Los argentinos seguimos cumpliendo las normas, ya estamos preparados para empezar a usar los barbijos, los que se venden en los negocios como los que se fabrican en forma casera.
Y sabemos que estamos en la puerta de una Semana Santa, donde cabe esperar que la gran mayoría o mejor dicho, todos, tomen conciencia y olviden que en otros tiempos este tiempo desataba masivas escapadas a los lugares de turismo.
Hoy hay que quedarse en casa. Esa es la gran consigna y en la medida en que todo se vaya desarrollando en forma gradual, seguramente los efectos del mal en el país serán menores. Se sabe que las posibilidades de lamentar muchos más infectados y muertos son evidentes, porque no podemos ser diferentes a todo el mundo. En todo caso la gran diferencia está en los preparativos, sabiendo que tenemos un sistema de salud precario, y hubo que armarlo a los ponchazos, y donde lo que falta sobra en el personal sanitario que pone el cuerpo y el alma por todos, y merece los aplausos de todas las noches.
Hay que seguir adelante, recorriendo las paredes de casa, descubriendo el jardín, repitiendo las tareas de limpieza, haciendo algo de ejercicio en el living, mirando series y peliculas en Neflix, leyendo el diario, siguiendo los programas de televisión, más allá de que todos parecen transmitir en cadena, aunque a veces también salen a relucir las miserias del poder, como el descubrimiento de los sobreprecios en los alimentos en el Ministerio de Desarrollo Social, con un Arroyo al que se le desbordó el cauce..., preparando un eventual libro...
Dicen que las redes sociales destapan las condiciones humanas, emotivas, míseras, maravillosas de todos, máxime cuando hay que ocupar el tiempo de alguna manera.
Argentina está de pie, esperando al virus para enfrentarlo con las mejores armas posibles. Por ahora la estrategia del gobierno ha sabido encontrar la unión de la gran mayoría de los habitantes, que saben que para evitar la multiplicación de contagios hay que evitar la circulación masiva.
Ojalá todos lo entiendan...
Será la mejor manera de pasar este enorme desierto en el que estamos transitando... A lo lejos, después de pasar alguno que otro oasis, nos está esperando la vida. Esa que sin duda será muy diferente. Como si la historia nos hubiera puesta frente al espejo de una Nueva Era...¿Será la parición del HOMBRE NUEVO.... EL HOMBRE QUE TE DEBO MI PAIS... MI MUNDO?

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