CORONAVIRUS: PERMISO PARA REFLEXIONAR EN CUARENTENA

La cuarentena del coronavirus permite dar rienda suelta a la reflexión. Eso parece bueno, frente al flagelo que azota a la humanidad, de todas maneras es la realidad que nos nueve y conmueve.
Quienes superamos los 70 estamos preocupados por la decisión del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de someternos a pedir permiso para circular, dando las razones de la salida. La medida generó una catarata de críticas y se suavizó algo, aunque sigue firme porque los que la imponen entienden que este sector etáreo es el más vulnerable para el virus, como lo demuestra el porcentaje de infectados y sobre todo de fallecidos.
De todas maneras la disposición provocó reacciones por doquier, partiendo del defensor de la tercera edad, Eugenio Semino, quien señaló que la calificó de anacrónica y estimó que se toma a los mayores de 70 como débiles mentales.
Como un reguero de pólvora surgieron los que se pronunciaron en el mismo sentido, fundamentalmente los notables mayores de esa edad, que redondearon el pensamiento de que se saben cuidar y que son conscientes de aquello a lo que están expuestos.
El ex director de taquígrafos de la Cámara de Diputados de la Nación, el querido Horacio González Monasterio, nos acerca desde las redes la expresión de un ciudadano en el diario Clarín: "No quiero decir una barbaridad, pero creo que nos tratan como a personas que no tenemos capacidad de pensar por nosotros mismos.
Este país jamás cuidó a los viejos y ahora se quieren venir a hacer los que nos cuidan.
Llevamos décadas recibiendo jubilaciones mal liquidadas, después de toda una vida de trabajo. Nos han recortado los beneficios que teníamos en remedios, somos el último orejón del tarro.
¿De qué cuidados estamos hablando?
Ahora los políticos salen a hacerse los buenos con los adultos mayores. Pero ni se me ocurre, ni por un segundo de mi vida, llamar al 147. O llamaría para dejar una queja por esta medida absurda", sentenció Carlos María, 75 años, vecino de Barracas". Fuente: Clarín, 17 de abril.
En coincidencia con la declaración del lector, podría decirse y preguntarse cómo puede ser que una jubilación mínima sea veinte o treinta veces menor, por ejemplo, que el salario del director de Yacimientos Río Turbio o de cualquier legislador, funcionario, juez, etcétera.
Graciela Fernández Meijide, a quien le mataron un hijo durante la última dictadura militar y se transformó en una de las adalides de la Conadep (Comisión Nacional de desaparición de personas) formada en los albores de la democracia, a través de Ricardo Alfonsín, señaló su repudio total a la decisión porque dijo con todas las letras que es consciente y sabe cómo cuidarse. Nadie le impedirá los pasos que va a dar. "Ser viejo no significa tener que sacar pasaporte a la humillación".
En el mismo sentido se manifestó el filósofo Juan José Sebreli. Algo parecido dijo la primera ministro de Alemania, Angela Merkel, quien aseguró que encerrar a los adultos mayores es inaceptable desde un punto de vista ético y moral.

ADULTOS MAYORES

Si se aplicara a raja tabla esta disposición se tendría que confinar u obligar a pedir permiso por el 147 a representantes de distintos sectores que superan la edad.
En la Justicia, por ejemplo, María Romilda Servini de Cubría; el ex juez Zaffaroni; en la cultura, el profesor Sasturain, Horacio González, Liliana Haker, Tomás Abraham, el doctor Marcos Aguinis; en el deporte, Carlos Bianchi, Coco Basile, Mostaza Merlo; en el sindicalismo, Cavalleri, Luis Barrionuevo, Hugo Yasky, Hugo Moyano, Antonio Caló; en la política, el propio ministro de Salud, Ginés González García, los hermanos Carlos y Eduardo Menem, Eduardo Duhalde, Roberto Lavagna, el Coty Nosiglia, Domingo Cavallo; en el empresariado, Alejandro Bulgheroni, Eduardo Constantini; en el periodismo, Beatriz Sarlo, José Pablo Feinman, Mauro Viale, Enrique Macaya Márquez, Horacio Pagani, Horacio Verbitzky; en el espectáculo, Mirtha Legrand, Susana Gimenez, Antonio Gasalla, Enrique Pinti, Arturo Puig y Selva Alemán, Raúl Lavié, Luis Brandoni (hoy cumple 89)...En fin ...
Cada adulto mayor es consciente de su responsabilidad, sabe cuidarse y aprendió a hacerlo con todas las recomendaciones habidas y por haber -desde quedarse en casa hasta usar el alcohol en gel, taparse la boca al toser, utilizar el barbijo, poner el codo ante el estornudo- y sabe que si sale a pasear el plrro, comprar en el super o ir a la farmacia será porque lo necesita, al menos como una manera de tener un rinconcito de libertad, con tanto confinamiento.
Por otra parte, quien en la Argentina superó los 70 sabe que ha vivido tantas peripecias, que difícilmente pueda ser sometido por el virus.
Quien nació en los 50, en el jardín o en primer inferior, vivió los bombardeos de Plaza de Mayo en junio del 55, y con el tiempo, los gobiernos civiles y militares, los golpes de Estado del 66 y del 76 con sus trágicas consecuencias, los golpes económicos por doquier (el rodrigrazo, el Plan Austral, el que apuesta al dólar..., la hiperinflación, el corralito, etcétera)... En fin son tantas cosas para mencionar, que la cuarentena permite recordar y reflexionar como aprendizaje, como para que este momento no sea mucho más conmovedor que los citados, aunque debe reconocerse que tiene trascendencia planetaria.
Se saldrá adelante con la convicción de estar juntos en esta lucha contra el virus. Los adultos mayores somos los especiales candidatos a sufrir los males mayores, por eso es bueno que haya cuidados, de todas formas no hay que subestimar porque, como dice Eugenio Semino, se obligó a romper la cuarentena con las enormes colas de jubilados el pasado 3 de abril... y además en la calle la mayoría que esquiva las medidas no pasa por los adultos mayores.
Y por último, nuevamente las pregunta del millón: ¿Por qué los jubilados cobran tan poco en relación a los funcionarios?¿Y por qué pasa lo mismo con el personal de salud, entre otros, que son los que finalmente están en la trinchera de la lucha contra el coronavirus?
Todas preguntas con el consabido permiso de circulación...



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