CORONAVIRUS: TIEMPOS DE REFLEXION

Hoy comenzó el segundo tiempo, si vale la expresión futbolística, que en principio se extenderá hasta el fin de Semana Santa, por la cuarentena del coronavirus.
Se mantiene el pedido de que la gente SE QUEDE EN CASA para que el virus tenga menos posibilidades de circulación y por ende, contagio, para que los casos sean los menos posibles, aunque sabiendo que la curva, que se trata de aplanar, va a seguir creciendo en los próximos días.
No hay otra posibilidad porque así lo entienden todos los que están en el tema, empezando por los infectólogos que conforman el comité de crisis que asesora al presidente de la Nación y al Ministerio de Salud, que encabeza Ginés González García.
En todos los países del planeta donde el virus está causando estragos las cosas se fueron dando de igual manera, aunque a favor de Argentina está el hecho de haber empezado a tomar medidas rápidamente e instaurar la cuarentena el pasado sábado 20 de marzo, por lo que para el domingo de Pascuas, 12 de abril, ya habrán pasado 23 días de reclusión, con todos los efectos al menos no tan terribles -eso se espera- que se han producido en países tan queridos como Italia y España, o como Estados Unidos, a pesar de que el presidente norteamericano, Donald Trumph, minimizó la cuestión en un principio, no le hizo y ahora que se ve que le tocan la puerta -como diría Bertold Brech- aporta las decisiones que se están cumpliendo en la gran mayoría de los países.
La cuarentena cambió todo, puede tomarse con una bisagra en la historia de la humanidad, un antes y un después, porque una vez que se haya ido seguramente todos estaremos cambiados.
Y ojalá que esos cambios sean para bien de la humanidad.
También existen los peligros, porque algunos hacen parangón y recuerdan aquello del "huevo de la serpiente" que es la matriz del nacimiento de regímenes totalitarios, con cierre de fronteras, mayores nacionalismos, mirarse el ombligo, etcétera.
Cabe esperar que para los argentinos sea un mensaje positivo, que nos sirva para terminar con malditas grietas y valorar al otro como corresponde, más allá de su credo, religión, idea política, etcétera.
Tendremos que valorar la familia, el abrazo, la cercanía, las cosas simples de la vida...
En estos días de cuarentena los pájaros cantan libres, y por ahí alguien ironizó ilustrando a un grupo de ellos comentando, al ver a los humanos encerrados en sus casas, que esa paradoja podría llegar a producir el fenómeno de que el hombre nuevo nazca, sobre la base de los buenos valores.
Ahora hay que pasar la pandemia, y siguiendo al presidente y su prédica, sabedores que cuando ingrese en su mayor dimensión seguramente encontrará sectores vulnerables que no tendrán las defensas necesarias para hacer frente al mal con toda su fuerza.
En ese sentido desde los municipios se intenta corregir tantos años de indiferencia, de desatención, de no hacer las obras necesarias para que el habitante tenga dignidad...¿Cómo puede ser que con casi cuatro décadas de democracia tantos sectores del conurbano profundo vivan hacinados, sin agua potable, sin cloacas, haciendo changas, sin trabajos fijos, viviendo de los planes, de las asignaciones, etcétera...? Al que le quepa el sayo, que se lo ponga.
Pero hoy estamos todos en este barco azotado por una tormenta feroz, como dijo el Papa Francisco en esa plaza vaticana de San Pedro vacía de gente pero llena de sueños, y en esta nave confiamos en el capitán para que la travesía, entre vientos y tempestades, lleve finalmente al puerto de la esperanza.
Lo que vendrá después, Dios dirá... Ahora hay que estrechar corazones, cumplir las consignas y poner todo el espíritu en quienes como ángeles de la guarda vienen cargando la pandemia sobre sus espaldas.

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