CORONAVIRUS: REFLEXIONES EN UNA PANDEMIA

La pandemina del coronavirus sigue su marcha, asolando al mundo, dejando carradas de infectados y muertos en todo el planeta, por ahora con mayores efectos en países europeos como Italia, España y Francia, y la gran potencia de América, Estados Unidos, que lleva una gran cantidad de infectados y muertos, que todavía parece darse de bruces con la actitud del presidente Donald Trumph, que en un principio esquivó las medidas de aislamiento y que poco a poco parece darse cuenta que la pandemia es más dura de lo que preveía.
En el mismo sentido, se pronunció el presidente de México, López Obrador, que no solo ridiculizó la pandemia sino que instó a los aztecas a salir de sus casas, contra todas las recomendaciones que se están haciendo en el mundo a través de los especialistas.
En el país vecino, Brasil, el presidente Bolsonaro también se ríe de la pandemia, la minimiza diciendo que es una "gripecita" y mientras tanto siguen sumando los infectados y muertos, a tal punto que a esta hora son muchos los estados que se ponen en contra de la política del primer magistrado. San Pablo, el estado con mayores afectados, a través de su gobernador es el principal opositor a la política de Bolsonaro.
La pandemia, por lo menos así lo dicen la mayoría de los especialistas, exige cumplir la cuarentena. QUEDARSE EN CASA como principal respuesta, y solo limitar las salidas a lo menor posible, para las necesidades más imperiosas (farmacia, alimentos....).
Y los integrantes de la zona de riesgo, fundamentalmente los adultos mayores, deberán ser los que más se apliquen a cumplir el aislamiento porque son los principales vulnerables y necesitan el cuidado especial para que el virus no les llegue.
Ahora bien, en el país se observa que el cumplimiento de las instrucciones avanza a pasos agigantados, más allá de algunos inconscientes que todavía desafían al gobierno, pretendiendo en convertirse en rebeldes con causas infantiles.
Lo que queda como balance de este momento, que no se sabe cuánto va a durar porque se trata de un virus desconocido, es que el mundo ha tropezado con un enemigo inesperado, que ha puesto los puntos sobre las íes y que se ha convertido en un enorme desafío para los líderes de las potencias del mundo.
El coronavirus no ha respetado investiduras, incluso se ha mofado de muchos poderosos que lo ignoraron o lo minimizaron y que ahora se debaten en la manera de responder al desafío, incluso con el enorme examen que significa tener que decidir contrarrestar el virus y evitar que la economía se desbarranque, como ya está pasando en muchas partes.
Hay quienes prefieren muertos antes que quedarse vacíos en economía. Hay otros que han priorizado la salud por encima de la economía -el caso argentino es el más evidente-, de todas maneras se sabe que en la medida en que la pandemia siga consumiendo tiempos y vidas humanas, la economía sufrirá patéticamente las consecuencias.
El mejor equilibrio lo tendrán que definir los popes del mundo, y ahí sí tendrán que demostrar su jerarquía de dirigentes líderes para superar el desafío que los pone a prueba, y que en muchos casos pone sobre el tapete la mezquindad con que parecen manejarse, no todos, sí muchos.

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