Después de la caída en Defensores de Belgrano, Quilmes debe "barajar y dar de nuevo", y ahora está frente a la posibilidad de dos partidos de local para sumar puntos que le permitan recuperar el terreno perdido.
El triunfo ante Tigre alimentó las esperanzas, la derrota ante el Dragón generó desilusión. El fútbol argentino parece estar condenado a la irregularidad, porque son pocos los equipos que mantienen una línea de juego en cada partido.
Y cuando se trata de un equipo como Quilmes, en formación, con el tutelaje del técnico Facundo Sava, entonces hay que pensar que las alegrías y las tristezas pueden aparecer por doquier.
Cuando se pierde y con justicia, hay que reflexionar, buscar las causas de la mala actuación y buscar la manera de corregir errores, que en el caso del Cervecero siempre se pagan caro.
Ahora llegará a Quilmes el lobo mendocino, que viene de ganar en el último minuto a Almagro y que seguramente buscará una fórmula de contragolpe para sorprender al equipo quilmeño.
Habrá que ver qué decide el técnico Sava, es decir, mantener el equipo que le ganó a Tigre y que comenzó perdiendo con Defensores, o si buscará algún cambio para lograr mayor volumen de juego.
La incógnita pasa por saber si Alan Alegre puede recuperarse -su lugar fue ocupado por Carlos Matheu- y si Tico Ilarregui supera la lesión que lo dejó afuera del banco el pasado partido.
El domingo a las 18.35 en Quilmes una nueva puerta abierta a la ilusión, esperando ver un equipo más parecido al que le ganó al de Victoria y no el que sucumbió ante un rival de gran campaña, como Defensores. No hay que olvidar que Defensores solo perdió una vez en este torneo -justamente en Quilmes- y su gran campaña lo ubica en puestos de vanguardia.
Quilmes necesita sumar y para eso tendrá que mostrar contundencia, evitar errores e inflar el pecho para recuperar la senda que dejó el último encuentro.
El triunfo ante Tigre alimentó las esperanzas, la derrota ante el Dragón generó desilusión. El fútbol argentino parece estar condenado a la irregularidad, porque son pocos los equipos que mantienen una línea de juego en cada partido.
Y cuando se trata de un equipo como Quilmes, en formación, con el tutelaje del técnico Facundo Sava, entonces hay que pensar que las alegrías y las tristezas pueden aparecer por doquier.
Cuando se pierde y con justicia, hay que reflexionar, buscar las causas de la mala actuación y buscar la manera de corregir errores, que en el caso del Cervecero siempre se pagan caro.
Ahora llegará a Quilmes el lobo mendocino, que viene de ganar en el último minuto a Almagro y que seguramente buscará una fórmula de contragolpe para sorprender al equipo quilmeño.
Habrá que ver qué decide el técnico Sava, es decir, mantener el equipo que le ganó a Tigre y que comenzó perdiendo con Defensores, o si buscará algún cambio para lograr mayor volumen de juego.
La incógnita pasa por saber si Alan Alegre puede recuperarse -su lugar fue ocupado por Carlos Matheu- y si Tico Ilarregui supera la lesión que lo dejó afuera del banco el pasado partido.
El domingo a las 18.35 en Quilmes una nueva puerta abierta a la ilusión, esperando ver un equipo más parecido al que le ganó al de Victoria y no el que sucumbió ante un rival de gran campaña, como Defensores. No hay que olvidar que Defensores solo perdió una vez en este torneo -justamente en Quilmes- y su gran campaña lo ubica en puestos de vanguardia.
Quilmes necesita sumar y para eso tendrá que mostrar contundencia, evitar errores e inflar el pecho para recuperar la senda que dejó el último encuentro.
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