MONSEÑOR TISSERA: BIENVENIDA A JESUITAS EN LA DIOCESIS

Ayer la Compañía de Jesús, los llamados padres jesuitas, inició su presencia en la diócesis de Quilmes.
En la misa de las 11 en Nuestra Señora de las Lágrimas, calle 829 Nro. 1870, San Francisco Solano, el obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera y el obispo auxiliar Marcelo (Maxi) Margni presentaron a los religiosos jesuitas padre Juan José Berli, padre Agustín Rivarola, Gabriel Prefumo y diácono Fabio Raúl Solti, que atenderán esta parroquia y Nuestra Señora de Luján, de Quilmes Oes te, calle 896 y 820, barrio Dreymar.
El obispo Tissera agradeció a la Fraternidad Misionera y padre Félix Gibbs "por estos valiosos años de ministerio entre nosotros. Se cumple un ciclo de la Fraternidad Misionera que nació y creció con el acompañamiento paternal del querido padre obispo Jorge Novak y que continuó dando sus frutos y prodigándose en variados y reconocidos servicios durante el pastoreo del padre obispo Luis Stockler y de quien les habla. Miles de hermanas y hermanos guardan y mantendrán grabados en sus corazones tantas semillas evangélicas que han sembrado !los fraternos! en estos largos treinta años de presencia".
Además, Tissera reconoció que "estoy muy seguro que la presencia de la Compañía de Jesús en nuestra diócesis de Quilmes es una gracia concedida por el padre obispo Jorge Novak.
También el obispo de Quilmes recordó que "Jesús nos invita a ser sal y luz del mundo, generando nuevos modos de relacionarnos para que nuestras comunidades sean más fraternas y misioneras, donde cada uno encuentre su lugar" y reflexionó sobre la situación de los que menos tienen: "No puede ser que no sea noticia que muera de frío un anciano en situación de calle y que si lo sea una caída de dos puntos en la bolsa financiera. Eso es exclusión: No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil".
Monseñor Tissera invocó a San Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas parea que "nos ayude a discernir los mejores caminos para despertar en los corazones el deseo profundo de Dios y de su Reino".

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