Ocurrió en 1983, en los albores del año de la vuelta de la democracia. En la noche de reyes, el 5 de enero de hace 37 años, jugaban en la bombonera Boca y Quilmes por el torneo de primera divisiòn. JUn Quilmes que ya estaba condenado al descenso,una de las tantas paradojas de la historia futbolera del Cervecero, porque en el 82 fue subcampeón Nacional, detrás del enorme Ferro del técnico Carlos Griguol.
Pero esta historia de la noche trágica de reyes se enmarca en un enfrentamiento a los tiros entre barras de Boca y de Quilmes en las inmediaciones de la Bombonera, que arrojó un hincha de Boca muerto.
Por ese homicidio fue acusado el jefe de la barra de Quilmes, Carlos Alberto De Godoy, más conocido como El Negro Thompson (el apodo por un boxeador panameño que se había radicado en el país).
Thompson aseguró siempre que no fue a la cancha porque sufría de lumbalgia y no podía moverse.
De todas maneras muchos lo acusaron, incluso su imagen apareció en los medios.
Lo cierto es que se inició un largo juicio contra el acusado, que en principio arrojó su sobreseimiento, por los muchos testimonios que aseguraron que Thompson no había ido al estadio boquense.
Durante el curso del proceso estuvo detenido y cuando fue liberado pasó por el Diario El Sol -que en ese momento cosechó muchos testimonios a favor de su inocencia- y con lágrimas en los ojos dij,o: Hermanito, la cárcel no se la deseo a nadie...
Sin embargo, la decisión fue apelada y la Càmara terminó condenando al imputado. Ante esa situación se fue del país y se instaló en Paraguay para evitar ser detenido.
Años después volvió a Quilmes, instaló una verdulería en pleno centro de Quilmes, con el emblemático nombre de Los Cerveceros.
Alguien lo advirtió y fue detenido y enviado a la cárcel de Caseros, donde murió años después según se dijo en un hecho violento dentro de un partido de fútbol.
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