El periodista Carlos Altavista publicó en el diario platense EL DÍA una nota destacando la labor de los taquígrafos en la legislatura bonaerense, recordando un oficio que nació antes de Cristo y que está más vigente que nunca.
Comienza diciendo que hay oficios a los que la tecnología puede mejorar, pero si bien las máquinas ayudan y facilitan, en infinidad de áreas los hombres y las mujeres son irremplazables.
Habla de los taquígrafos, los ojos y oídos de los cuerpos legislativos.
El periodista estuvo en la sala de taquígrafos de la Cámara de Diputados provincial para ver el atrás de la escena del oficio que nació con Cicerón, según señaló uno de los taquígrafos, Daniel D´Alessandro, quien se desempeña en la tarea desde la vuelta de la democracia. Su primera incursión fue el 11 de diciembre de 1983, con la histórica asamblea legislativa.
La pregunta que siempre se hace es si en estos tiempos puede seguir vigente la taquigrafía.
D´Alessandro lo ratifica y justifica diciendo que a partir del desarrollo de las nuevas tecnologías "los taquígrafos pasamos a ser una suerte de escribanos. Todo se puede grabar o filmar. Pero toda grabación o filmación se puede adulterar. Nosotros somos los que damos fe de que tal diputado en tal sesión o reunión de comisión, dijo esto o aquello y que lo dijo en equis términos.
Cada traducción lleva nuestra firma. Lo dicho: hay cosas que la mejor máquina no puede sustituir".
Nora Robles, también taquígrafa, sostuvo que está tan vigente el oficial que hace poco la asociación argentina de taquigrafía creó la tecnicatura en taquigrafía y estenotipia
María Emilia Macedo dice que aprendió taquigrafía en el colegio Colegio Comercial de La Plata y explica que "cada signo es una sílaba. Hay círculos, elipses, ganchitos".
Melisa Rolla sostiene que aprendió taquigrafía en casa -su madre fue taquígrafa en la misma Legislatura- y pone el acento en algo que pasa bastante en los cuerpos de taquígrafos porque el oficio se trasmite de generación en generación.
Melisa recordó a la primera mujer taquígrafa de la Cámara, Edith Sagula, quien trabajó antes de la dictadura que empezó en 1976.
Vale agregar aquí que la primera mujer taquígrafa parlamentaria en la historia de los cuerpos fue María Cristina Romero, quien ingresó al cuerpo de Diputados de la Nación el 9 de mayo de 1966.
LAS SESIONES
En otra parte de la nota se habla del trabajo. El taquígrafo debe tomar nota de todo lo que pasa en el recinto.
D´Alessandro resalta que hay legisladores que hablan a la perfección y otros no. "Entonces, si se trata de cuestones de forma y no de fondo, uno puede corregir al momento de realizar la traducción. Es decir, añadir el verbo si no lo utilizó, colocar correctamente la puntuación o evitar palabras redundantes si no hacen al discurso, pues algunos repiten una palabra adrede".
Más adelante cuenta que cada taquígrafo está en el recinto cinco minutos y esos cinco minutos de toma taquigráfica equivalen a una hora de traducción.
Melisa y María Emilia hacen estenotipia, una máquina pequeña con pocas teclas. "Las sílabas surgen de diferentes combinaciones de las mismas. Y la ventaja que tiene es que se conecta a la computadora y usa el procesador de textos convencional (Word), de modo que te ahorrás traducir", explicaron.
La nota se llena de anécdotas y Daniel recordó la época del 2001, con el que se vayan todos.
"Los diputados venían de vaquero y remera a propósito, pero nosotros teníamos que hacerlo de punta en blanco, como siempre. Entonces, al entrar y salir los insultos, monedazos y frutazos de la gente eran todos para nosotros".
Una linda nota destacando la labor silenciosa y maravillosa que hacen los taquígrafos en los cuerpos legislativos.
Vale concluir recordando que el 13 de noviembre se celebra el Día del Taquígrafo y el 16 de ese mismo mes, el día del Taquígrafo Parlamentario.
Comienza diciendo que hay oficios a los que la tecnología puede mejorar, pero si bien las máquinas ayudan y facilitan, en infinidad de áreas los hombres y las mujeres son irremplazables.
Habla de los taquígrafos, los ojos y oídos de los cuerpos legislativos.
El periodista estuvo en la sala de taquígrafos de la Cámara de Diputados provincial para ver el atrás de la escena del oficio que nació con Cicerón, según señaló uno de los taquígrafos, Daniel D´Alessandro, quien se desempeña en la tarea desde la vuelta de la democracia. Su primera incursión fue el 11 de diciembre de 1983, con la histórica asamblea legislativa.
La pregunta que siempre se hace es si en estos tiempos puede seguir vigente la taquigrafía.
D´Alessandro lo ratifica y justifica diciendo que a partir del desarrollo de las nuevas tecnologías "los taquígrafos pasamos a ser una suerte de escribanos. Todo se puede grabar o filmar. Pero toda grabación o filmación se puede adulterar. Nosotros somos los que damos fe de que tal diputado en tal sesión o reunión de comisión, dijo esto o aquello y que lo dijo en equis términos.
Cada traducción lleva nuestra firma. Lo dicho: hay cosas que la mejor máquina no puede sustituir".
Nora Robles, también taquígrafa, sostuvo que está tan vigente el oficial que hace poco la asociación argentina de taquigrafía creó la tecnicatura en taquigrafía y estenotipia
María Emilia Macedo dice que aprendió taquigrafía en el colegio Colegio Comercial de La Plata y explica que "cada signo es una sílaba. Hay círculos, elipses, ganchitos".
Melisa Rolla sostiene que aprendió taquigrafía en casa -su madre fue taquígrafa en la misma Legislatura- y pone el acento en algo que pasa bastante en los cuerpos de taquígrafos porque el oficio se trasmite de generación en generación.
Melisa recordó a la primera mujer taquígrafa de la Cámara, Edith Sagula, quien trabajó antes de la dictadura que empezó en 1976.
Vale agregar aquí que la primera mujer taquígrafa parlamentaria en la historia de los cuerpos fue María Cristina Romero, quien ingresó al cuerpo de Diputados de la Nación el 9 de mayo de 1966.
LAS SESIONES
En otra parte de la nota se habla del trabajo. El taquígrafo debe tomar nota de todo lo que pasa en el recinto.
D´Alessandro resalta que hay legisladores que hablan a la perfección y otros no. "Entonces, si se trata de cuestones de forma y no de fondo, uno puede corregir al momento de realizar la traducción. Es decir, añadir el verbo si no lo utilizó, colocar correctamente la puntuación o evitar palabras redundantes si no hacen al discurso, pues algunos repiten una palabra adrede".
Más adelante cuenta que cada taquígrafo está en el recinto cinco minutos y esos cinco minutos de toma taquigráfica equivalen a una hora de traducción.
Melisa y María Emilia hacen estenotipia, una máquina pequeña con pocas teclas. "Las sílabas surgen de diferentes combinaciones de las mismas. Y la ventaja que tiene es que se conecta a la computadora y usa el procesador de textos convencional (Word), de modo que te ahorrás traducir", explicaron.
La nota se llena de anécdotas y Daniel recordó la época del 2001, con el que se vayan todos.
"Los diputados venían de vaquero y remera a propósito, pero nosotros teníamos que hacerlo de punta en blanco, como siempre. Entonces, al entrar y salir los insultos, monedazos y frutazos de la gente eran todos para nosotros".
Una linda nota destacando la labor silenciosa y maravillosa que hacen los taquígrafos en los cuerpos legislativos.
Vale concluir recordando que el 13 de noviembre se celebra el Día del Taquígrafo y el 16 de ese mismo mes, el día del Taquígrafo Parlamentario.
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