La democracia vive hoy un gran día, al producirse el saludable traspaso del poder, por parte del presidente saliente, Mauricio Macri al entrante, Alberto Angel Fernández.
La ceremonia tuvo lugar en el Congreso de la Naicón -recinto de Diputados- con la presencia de la vicepresidenta electa, Cristina Fernández y de la vice saliente, Gabriela Michetti.
Después de la ceremonia fue el momento del discurso del flamante jefe de Estado, quien en todo momento llamó a la unidad, y reiteró que quiere ser el presidente de todos los argentinos, dejando de lado la maldita, grieta, el odio las divisiones.
Precisamente, la locutora oficial -volvió la voz de la Parlatore- se encargó de presentar a Alberto Fernández como el presidente de la Unidad.
Alberto se explayó en cuanto a las medidas inmediatas que piensa tomar, para hacer frente a los problemas acuciantes de la deuda externa, la pobreza, la desocupación, los jubilados, precios y salarios, etcétera.
Terminó su discurso, de algo más de una hora, invocando palabras de Raúl Alfonsín, asegurando que espera que al final de su mandato de cuatro años pueda hace realidad lo que decía hace 36 años el líder radical, es decir que la democracia se pueda comer, curar, etc.
Del Congreso Alberto marchó a la Casa Rosada donde recibió los saludos de protocolo en su primer día en su nuevo lugar de trabajo.
Ojalá pueda cumplir todo lo que piensa realizar, tras alertar que recibió un país al borde del default y con todos los índices en rojo, con cifras alarmantes que no se daban desde hacía muchísimos años.
Tendrá que ser un verdadero piloto de tormentas, porque teniendo una oposición que aseguró que hará una política constructiva, deberá superar las propias diferencias en su entorno, porque aquí sabrá a ciencia cierta si tendrá todo el poder para imponerse o si tendrá que lidiar con el control de lo que puede ser un poder bifronte. El tiempo dirá su palabra.
La ceremonia tuvo lugar en el Congreso de la Naicón -recinto de Diputados- con la presencia de la vicepresidenta electa, Cristina Fernández y de la vice saliente, Gabriela Michetti.
Después de la ceremonia fue el momento del discurso del flamante jefe de Estado, quien en todo momento llamó a la unidad, y reiteró que quiere ser el presidente de todos los argentinos, dejando de lado la maldita, grieta, el odio las divisiones.
Precisamente, la locutora oficial -volvió la voz de la Parlatore- se encargó de presentar a Alberto Fernández como el presidente de la Unidad.
Alberto se explayó en cuanto a las medidas inmediatas que piensa tomar, para hacer frente a los problemas acuciantes de la deuda externa, la pobreza, la desocupación, los jubilados, precios y salarios, etcétera.
Terminó su discurso, de algo más de una hora, invocando palabras de Raúl Alfonsín, asegurando que espera que al final de su mandato de cuatro años pueda hace realidad lo que decía hace 36 años el líder radical, es decir que la democracia se pueda comer, curar, etc.
Del Congreso Alberto marchó a la Casa Rosada donde recibió los saludos de protocolo en su primer día en su nuevo lugar de trabajo.
Ojalá pueda cumplir todo lo que piensa realizar, tras alertar que recibió un país al borde del default y con todos los índices en rojo, con cifras alarmantes que no se daban desde hacía muchísimos años.
Tendrá que ser un verdadero piloto de tormentas, porque teniendo una oposición que aseguró que hará una política constructiva, deberá superar las propias diferencias en su entorno, porque aquí sabrá a ciencia cierta si tendrá todo el poder para imponerse o si tendrá que lidiar con el control de lo que puede ser un poder bifronte. El tiempo dirá su palabra.
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