LA PENULTIMA OPORTUNIDAD, EN EL DON BOSCO

En el Multicultural Don Bosco, de Belgrano 280, Bernal, el domingo a las 20 se presenta la obra de Rafael Bruza, La penúltima oportunidad.
Actúan Thelma Demarchi y Marcela Grasso, con dirección de Cristina Miravet.
La historia habla de dos mujeres, Marta y Juana, eternas amigas y rivales, enamoradas del mismo hombre, que se suicidan al saber que él murió.
Las mujeres se encuentran en el "más allá" para seguir con un interminable enfrentamiento, aunque esta vez entre lápidas.
La interacción de los personajes permite el resignificado de los vínculos de las dos mujeres con alternativas cambiantes y muestra lo intrincado de las relaciones humanas, con sus planteos abruptos antes y después de la muerte.
La obra va de lo ridículo a lo filosófico y para eso hace una recorrida con pinceladas de humor negro.
Al margen de la anécdota, la pieza habla del comportamiento humano y del amor en sus distintas formas, sobre el tiempo y el sentido del destino. Roza lo metafísico, las creencias religiosas y los comportamientos sociales.
Vale destacar la valía del autor, Rafael Bruza, que tiene una especial relación con Quilmes, porque muchas de sus obras han sido presentadas en la ciudad por elencos locales.
Puede mencionarse Rotos de amor, Dos navegantes tras el mascarón de proa, Tango turco, La denuncia...
Pero también hay que subrayar su labor como actor, fundamentalmente en ese enorme éxito llamado Terrenal, de Mauricio Kartun, que sigue poniéndose en escena en Capital, en el teatro Caras y Caretas.
Allí Rafael Bruza hace el rol de Tatita, un dios especial, que deja a sus hijos -Caín y Abel- en un lugar con lotes y vuelve después de veinte años de ausencia para saber qué pasó con ellos.
Y se encuentra que cada uno hizo su vida y mantuvo sus principios, uno capitralista, el otro bohemio e idealista. Así llega este dios para marcar el terreno y dar su lección de vida.
En todo caso la obra de Kartun es un retrato de la historia de la humanidad, con un origen bíblico y una lección universal.
Quien no haya visto Terrenal tendría que acercarse al teatro para disfrutar de este arte en su mayor dimensión.

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