LA MAESTRA SERIAL EN EL TEATRO MUNICIPAL


El miércoles 11 de setiembre a las 18, en el teatro Municipal, Mitre 721, Quilmes, se presenta la obra La maestra serial. Función especial del Día del Maestro.
Una maestra descendiente de aquellas bostonianas traídas por Sarmiento queda afuera del sistema educativo.
Se calza los zapatos de taco para enfrentar la calle, su intención no es seducir sino aparentar. Ahora la ciudad feroz y salvaje es su aula. Ella es bárbara y hace uso de la palabra para matar.
Una obra de Gonzalo Demaría. Dirección de Martín Blanco. Actúa Lucila Gandolfo.
Las entradas son gratuitas y se podrán retirar en la boletería del tearo a partir del viernes 9 desde las 10.
Se informa que se destina un cupo de 200 entradas para el público que no puede asistir a retirarlas en la semana. Se pueden retirar dos horas antes del espectáculo.
La obra es un monólogo que se centra en el problema del lenguaje. No solo como herramienta de comunicación sino como fin estético. A esta maestra no le alcanza con expresarse, también exige hacerlo bellamente. 
Con un humor políticamente incorrecto, esta descendiente de aquellas primeras maestras bostonianas traídas por Sarmiento expone su plan de exterminio de la ignorancia.
En su confesión policial, esta talibana de la educación justifica su conducta explicando cómo y por qué fracasó el proyecto de la instrucción pública. Sus métodos pedagógicos para corregir la situación podrán ser poco ortodoxos, pero es que estos son tiempos brutales. Hasta aquí la palabra del autor, Gonzalo Demaría.
Frente a este hermoso texto de Gonzalo Demaría diría: El arte de los bellos discursos, y pienso sen cómo la palabra permite el vuelo de la imaginación de quien la escucha, de aquel que se deja llevar como si lo que estuviera escuchando fuera música, con su melodía, armonía y ritmo.
El texto invita al goce sensorial e intelectual de la escucha y al vuelo en donde las ideas, como temas sen una sinfonía, se van alternando entre los distintos instrumentos de una orquesta. El poder de la palabra que dispara la imaginación y a su vez tiene -no solo en el contenido si no en su forma- la intención de provocar una respuesta, una toma de posición.
Bello laberinto con un personaje que podría entenderse como un ser inofensivo que deambula las calles porteñas sintiéndolas ajenas, pero que a la vez representa a sus fundadores y a su fundación.
Un ser quedado en el tiempo, que se hace responsable de su contemporaneidad a su modo "con sus magros recursos" diría Demaría. Un marginal de etiqueta. Un sórdido vestido de gala. Una contradicción rebelde e inconformista.
La palabra como pluma y como espada en pos de poner al mundo en orden o por lo menos de poner "un orden" en el mundo. Fue bellísimo adentrarme en este universo que propone La maestra serial con toda su contradicción y su potencia (Martín Blanco, director).

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