Con las actuaciones de Eduardo Soto y de Fabián Scialabba, el próximo sábado a las 21 se estrena en Casa de Arte Doña Rosa, Colón 279, Quilmes, la pieza de Eugenio Griffero, El príncipe azul.
La historia es atractiva por donde se la mire. Porque pasaron cincuenta años y todo sigue igual. El mismo banco, la misma rambla, el mismo mar. Ese mar que fue testigo de un pacto de amor sellado hace medio siglo. Esta noche es la cita y cada uno vendrá con su bagaje de sueños rotos, de decepciones, de miserias.
Cada uno traerá consigo el miedo y la ilusión del reencuentro y esa magia adolescente que los años no han podido destruir.
Una escenografía despojada sirve de marco para sumergirse en la psicología de los personajes y desnudar una sociedad con roles.
Príncipe azul, pequeña joya de la dramaturgia contemporánea que irrumpe en el alma del espectador con la fuerza de los dramas de Bergman o de Ibsen.
En el texto de Griffero, dos personajes, aparentemente antagónicos, aunque reencontrados en sus imposibilidades, cumplen con un pacto que los transportará al miedo, a la ilusión, al desencuentro y al violento careo con las frustraciones individuales.
Magqistralmente escrita, Príncipe azul maneja un discurso.que, entre líneas, posibilita la multiplicidad de lecturas a través de un drama que le es universal a todo ser humano.
Príncipe azul se presta a la confección de delicadas atmósferas y referencias sensoriales para brindar un pasaje a la nostalgia, la nostalgia reinterpretada por Griffero para confrontarnos e irritarnos, para seducirnos y alejarnos de cualquier tiempo.
La historia es atractiva por donde se la mire. Porque pasaron cincuenta años y todo sigue igual. El mismo banco, la misma rambla, el mismo mar. Ese mar que fue testigo de un pacto de amor sellado hace medio siglo. Esta noche es la cita y cada uno vendrá con su bagaje de sueños rotos, de decepciones, de miserias.
Cada uno traerá consigo el miedo y la ilusión del reencuentro y esa magia adolescente que los años no han podido destruir.
Una escenografía despojada sirve de marco para sumergirse en la psicología de los personajes y desnudar una sociedad con roles.
Príncipe azul, pequeña joya de la dramaturgia contemporánea que irrumpe en el alma del espectador con la fuerza de los dramas de Bergman o de Ibsen.
En el texto de Griffero, dos personajes, aparentemente antagónicos, aunque reencontrados en sus imposibilidades, cumplen con un pacto que los transportará al miedo, a la ilusión, al desencuentro y al violento careo con las frustraciones individuales.
Magqistralmente escrita, Príncipe azul maneja un discurso.que, entre líneas, posibilita la multiplicidad de lecturas a través de un drama que le es universal a todo ser humano.
Príncipe azul se presta a la confección de delicadas atmósferas y referencias sensoriales para brindar un pasaje a la nostalgia, la nostalgia reinterpretada por Griffero para confrontarnos e irritarnos, para seducirnos y alejarnos de cualquier tiempo.
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