Argentina terminó derrotando a Chile 2 a 1 y se consagró tercero en la Copa América, sin duda un premio consuelo para el equipo de Leonel Scaloni.
Un arbitraje polémico del paraguayo Díaz de Vivar, que terminó expulsando a Messi en una decisión exagerada, sobre todo porque Medel, que también fue expulsado, fue el que provocó la acción que derivó en las tarjetas rojas.
Debió ser roja a Medel y amarilla a Messi, sin embargo no hubo VAR para esa acción, como para ratificar o modificar la decisión.
Argentina ganaba 2 a 0 al final del primer tiempo, y jugó el segundo sin Messi. Chile descontó con un penal polémico que concretó Arturo Vidal.
De todas maneras, la Argentina ganó con justicia y terminó el certamen con un aceptable tercer puesto.
No era el ideal, pero después de la caída con Brasil, también con polémica, era importante por lo menos estar en el podio.
Otamendi tras el partido dijo con ironía que el árbitro quedó en la historia porque echó a Leo (por Messi).
Y Arturo Vidal, el chileno que concretó el penal, se quejó del arbitraje y dijo que el árbitro se la pasó cortando el partido y generando un clima indeseable. "El espectáculo lo hacemos los futbolistas, no el árbitro" sentenció.
La realidad, que es la única verdad, pasó por un pésimo arbitraje -en el mismo penal también tuvo su protagonismo- y en general, el favorecido fue Chile.
Pero Argentina ganó con justicia y si bien hay los que no quieren "celebrar" un tercer puesto, en este momento de la selección argentina -que está en un período de transición- el logro merece ser destacado.
Y mañana llega el plato fuerte desde las 17: Brasil, el local y favorito, ante el sorprendente Perú, del Tigre Gareca, que buscará revertir el papelón del partido jugado en la etapa clasificatoria y que ganó Brasil por goleada, con baile. Pero el fútbol siempre da revancha. Si gana el incaico, ese triunfo valdrá "un Perú".
Un arbitraje polémico del paraguayo Díaz de Vivar, que terminó expulsando a Messi en una decisión exagerada, sobre todo porque Medel, que también fue expulsado, fue el que provocó la acción que derivó en las tarjetas rojas.
Debió ser roja a Medel y amarilla a Messi, sin embargo no hubo VAR para esa acción, como para ratificar o modificar la decisión.
Argentina ganaba 2 a 0 al final del primer tiempo, y jugó el segundo sin Messi. Chile descontó con un penal polémico que concretó Arturo Vidal.
De todas maneras, la Argentina ganó con justicia y terminó el certamen con un aceptable tercer puesto.
No era el ideal, pero después de la caída con Brasil, también con polémica, era importante por lo menos estar en el podio.
Otamendi tras el partido dijo con ironía que el árbitro quedó en la historia porque echó a Leo (por Messi).
Y Arturo Vidal, el chileno que concretó el penal, se quejó del arbitraje y dijo que el árbitro se la pasó cortando el partido y generando un clima indeseable. "El espectáculo lo hacemos los futbolistas, no el árbitro" sentenció.
La realidad, que es la única verdad, pasó por un pésimo arbitraje -en el mismo penal también tuvo su protagonismo- y en general, el favorecido fue Chile.
Pero Argentina ganó con justicia y si bien hay los que no quieren "celebrar" un tercer puesto, en este momento de la selección argentina -que está en un período de transición- el logro merece ser destacado.
Y mañana llega el plato fuerte desde las 17: Brasil, el local y favorito, ante el sorprendente Perú, del Tigre Gareca, que buscará revertir el papelón del partido jugado en la etapa clasificatoria y que ganó Brasil por goleada, con baile. Pero el fútbol siempre da revancha. Si gana el incaico, ese triunfo valdrá "un Perú".
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