EL CUENTO DE LAS COMADREJAS UNA OBRA MAESTRA

Juan José Campanella ha vuelto a mostrar su talento de director de cine. Su película, El cuento de las comadrejas, vuelve a ratificar ese enorme talento.
Con un elenco muy destacado -Luis Brandoni, Oscar Martínez, Graciela Borges, Nicolás Francella, Clara Lago, Marcos Mundstock- el filme es un homenaje al filme de José Martínez Suárez, Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976), que interpretaron Mecha Ortiz, Arturo García Buhr, Mario Soffici, Narciso Ibañez Menta y Bárbara Mugica.
Vale la pena disfrutar de la propuesta de Campanella. La idea central de El cuento... es la película anterior, aunque aggiornada y adaptada a estos tiempos, incluso el propio Martínez Suárez le comentó a Campanella que había visto su producto y que para él era superior al que él dirigió años atrás.
La relación entre ambos filmes es destacada, aunque cada uno tiene su impronta.
En los dos casos sobresalen los elencos, la historia es igual o parecida, cuatro adultos que viven en una casona.
La dueña es una vieja actriz -Mecha Ordaz- que vive del recuerdo, olvidada, que añora los tiempos de gloria pero hace años que no actúa. En la primera fue Mecha Ortiz, ahora un ícono del cine argentino como Graciela Borges, que está magnifica en su personaje.
Junto a la actriz, su esposo, inválido, un actor mediocre que nunca pudo dar el gran salto, porque siempre estuvo a la sombra. En la primera, el personaje un brillante García Buhr, ahora Beto Brandoni.
También el director que acompañó a la actriz -antes Mario Soffici, ahora Oscar Martínez- y el guionista -antes Narciso Ibañez Menta, hoy Marcos Mundstock (el alma mater de Les Luthiers).
Bárbara Mugica fue Laura Otamendi: en la primera versión la chica de la inmobiliaria que viene a convencer a la dueña de  la venta de la casona. En la película de Campanella, es Bárbara, ese personaje lo viste magistralmente la española Clara Lago.
En la nueva versión se agrega Nicolás Francella,el novio de Bárbara, quien acompaña a Lago en la estratagema para convencer de la necesidad de la venta y del negocio.
La trama suma humor, mucho negro por cierto, ternura, drama, nostalgia y todos los condimentos que se puedan imaginar para cocinar un manjar que se deleita de principio a fin, con un desenlace espectacular.
En fin, El cuento... nos reconcilia con el mejor cine argentino. Para demostrar que cuando se junta talento, eficacia, jerarquía artística y pasión por lo que se hace el resultado es digno de aplaudir intensamente.
Y un párrafo aparte para los diálogos y el texto, sin duda, profundamente reflexivo, didáctico y apasionante. Como para seguir aplaudiendo y animarse a ver la película más de una vez.
Ojalá muy pronto se la exhiba en el Espacio INCAA Quilmes.

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