MONSEÑOR MARGNI: FUERTE LLAMADO A ACOMPAÑAR A LOS POBRES

Se realizó en la Iglesia Catedral de Quilmes la Misa Crismal, con la presencia del obispo de Quilmes, Carlos José Tissera  y el obispo auxiliar, Marcelo Julián (Maxi) Margni, el obispo emérito de Quilmes, Luis Tedorico Stockler, el obispo emérito de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín, sacerdotes y diáconos de la diócesis de Quilmes.
El padre obispo Margni pronunció una homilía en la que llamó a acompañar a los pobres.
Margni recordó que había participado hace 30 años de una misa crismal, cuando Novak ya hacía doce años que la presidía.
Agregó que en ese año 1989 caía el muro de Berlín (el 9 de noviembre de ese año) y en la Argentina se daba un estallido hiperinflacionario "que devoró salarios, hubo saqueos, y adelantó el traspaso del poder (de Alfonsín a Menem). Se dio el aumento del porcentaje de personas viviendo en la pobreza, lo que generó angustia, impotencia y búsqueda desesperada de soluciones que alivianaran el sufrimiento.
Más adelante expresó que egresando del secundario, con mucho esfuerzo se realizó el viaje a Bariloche "y la inmadurez no nos dejaba ver las cosas que atravesaba nuestro pueblo.
Mencionó que ingresó en los 90 al seminario y fue ordenado sacerdote en 1999 precisamente por monseñor Novak.
"Los 90 nos fueron llevando al 2001. Ingresamos al umbral del segundo milenio con el jubileo. La diócesis fue madurando sus cauces fundacionales pero el pueblo argentino fue avanzando hacia una nueva crisis política, económica, social e institucional, una larga recesión, que disparó una nueva crisis humanitaria.
Hoy la devaluación, la inflación, la desocupación, los tarifazos, el endeudamiento nos colocan nuevamente frente al drama de la pobreza y de la crisis.
En aquel 2001 Jorge Novak partía a la Casa del Padre pero en su última misa crismal nos decía: "... a los poderosos de la tierra, sobre todo si se precian de la fe cristiana, les hemos de predicar que no es tolerable una conducción que condena al hambre.
Hemos de predicar, queridos presbíteros y diáconos, que una sociedad organizada según el espíritu del Evangelio ha de respetar el derecho de toda la familia a un trabajo seguro, a una vivienda digna, a la salud protegida, y a la educación integral.
!Que los pobres nos vean de su lado y no del lado de los opresores!
Estamos llamados a ser una Iglesia del lado de los pobres.
Más adelante recordó palabras del papa Francisco: "... vivir la fe en contacto con los necesitados es importante para todos nosotros.
No es una opción sociológica, no es la moda de un pontificado, es una exigencia teológica.
Es reconocerse como mendigos de la salvación, hermanos y hermanas de todos, pero especialmente de los pobres, predilectos del Señor.
Así, tocamos el espíritu del Evangelio: "El espíritu de pobreza y de caridad -dice el Concilio- son gloria y testimonio de la Iglesia de Cristo (Const. Gaudium et spes, 88).

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