LA BEATIFICACION DE MONSEÑOR ENRIQUE ANGELELLI

En una ceremonia histórica, que se realizó esta mañana en La Rioja, fue beatificado el obispo Enrique Angelelli junto a los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias y el laico Wenceslao Pedernera.
Una multitud se acercó al Parque de la Ciudad capital provincial y presenció la ceremonia, en la que el cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu -enviado especial del Vaticano- proclamó como beatos al obispo Angelelli y los otros tres mártires asesinados durante la dictadura militar.
En la ocasión se leyó la biografía de los cuatro mártires. Se narraron los sucesos ocurridos a comienzos de 1976, durante la dictadura cívico militar en Argentina, donde la persecución a Angelelli se fue haciendo más explícita y violenta.
Angelelli, cordobés, era conocido por la feligresía con el cariñoso apodo de El Pelado, su opción era por los pobres, impulsor de la reforma agraria y ser la voz de los sin voz.
Eso molestó sobremanera al  régimen imperante en esos tiempos. Primero fueron asesinados los curas Longueville y Murias, Angelelli investigaba esas muertas cuando regresando de El Chamical, en el lugar llamado Punta de los Llanos el auto en el que viajaba sufrió un atentado con la muerte del pastor.
Se hizo creer que se trataba de un accidente, pero las investigaciones y el proceso judicial realizado demostró que los mentores de ese asesinato fueron el comodoro Estrella y el general Luciano Benjamín Menéndez, quienes finalmente fueron condenados.
En el proceso judicial fue importante la labor que cumplió como testigo, designado por el propio papa Francisco, el entonces obispo de La Rioja, hoy en Mendoza, el quilmeño Marcelo Colombo.
El cuarto mártir, el catequista Wenceslao Pedernera, fue arrancado de su domicilio días después de la muerte de Angelelli -el 4 de agosto de 1976- y corrió la misma suerte.
El cardenal Becciu declaró que "Angelelli es modelo de virtud y fortaleza de la fe hasta el martirio".
En primera fila del acto de esta mañana estuvo la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti y el secretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani, junto al gobernador de La Rioja, Sergio Casas, el de Salta, Juan Manuel Urtubey, el de Córdoba, Juan Schiaretti y la de Catamarca, Lucía Corpacci.
"Después de haber obtenido el parecer de la congregación de la causa de los santos, con nuestra autoridad apostólica concedemos que los siervos de Dios, Enrique Angel Angelelli, obispo de La Rioja, Gbriel Rogelio Longueville, sacerdote diocesano, Carlos de Dios Murias, sacerdote profeso de la orden de frailes menores y Wenceslao Pedernera, padre de familia, mártires de Cristo, de ahora en adelante sean llamados beatos y que sea celebrado cada año y según las reglas establecidas el 17 de julio día del nacimiento al cielo", dijo el cardenal Becciu.

LUZ DE MERCURIO...

El acontecimiento de esta mañana en La Rioja, con la beatificación de monseñor Angelelli y de otros tres mártires, trae al recuerdo de quien escribe esta nota un acontecimiento que junto al amigo y sacerdote bilbaíno, Pablo Laguna Llano, vivimos a principios de los 70 cuando la vida nos llevó a dicha provincia precisamente, y en la capital entrevistamos a monseñor Angelelli.
Era evidente su compromiso con los que menos tienen, era palpable el repudio que generaba en la alta sociedad y en el poder, se lo acusaba de comunista -el obispo rojo le decían- y en esa charla, que fue publicada días después en el periódico América, de Bánfield, dejó una frase memorable que fue el título de la nota.
Cuando se le mencionó que llegábamos de Bánfield, en el conurbano sur y cerca de la Capital, sostuvo que veía en los metropolitanos una falta de sensibilidad, que definió como "luz de mercurio en los ojos y asfalto en el corazón".
Una frase que sigue sonando en el espíritu de quien realizó la nota y que sigue dando para pensar. Al poco tiempo sabíamos de su muerte en circunstancias confusas aquel 4 de agosto de 1976, que el tiempo transformó en verdad: fue asesinado porque le molestaba al poder militar...

PD. Una curiosidad. Angelelli era obispo de La Rioja y el gobernador en la etapa democrática, previa al golpe era Carlos Saúl Menem, con sus inefables patillas y su pasión por el tigre de los llanos, Facundo Quroga.

Eduardo Luis Menescaldi

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