QUILMES, UN PUNTO CON SABOR A MILAGRO


Pasaron las horas pero todavía se comenta en el mundo Quilmes el milagroso empate del Cervecero con Independiente Rivadavia de Mendoza 2 a 2. Porque fueron dos goles en dos minutos -Quilmes perdía 2 a 0-, precisamente en los dos últimos minutos de los seis que dio el árbitro Héctor Paletta (justificados por cierto por el tiempo que hizo el arquero de los cuyanos, incluidos los dos minutos por lesión).
De todas maneras, la realidad que es la única verdad, puso sobre el tapete lo que significa para Quilmes mantener la categoría, una lucha titánica, dramática, apasionante, donde la necesidad ha hecho que se enfrente con un plantel austero, de bajo perfil, sin estrellas, con muchos chicos de las inferiores y con todo lo que implica la situación económica del decano del fútbol argentino, que incluso debe transferir a préstamo a dos chicos de las inferiores -los Agustines, Lezcano y Bindella- que fueron a prueba a Independiente, por una suma que orilla el millón de pesos y que tienen opciones, en caso de que el club de Avellaneda se quede con ellos, que suman más de 500 mil dólares.
Así las cosas debe entenderse que cada partido para Quilmes suena a karma. No se pueden cometer errores, hay que sumar siempre, sobre todo en casa, pero hay que tener en cuenta que el rival también juega y que generalmente aprovecha al máximo los errores que puede cometer el equipo de Leonardo Lemos.
En este partido Quilmes había hecho lo suyo, fundamentalmente en el primer tiempo, se desconcentró algo en el segundo, pero malogró una gran ocasión y de contra llegó el gol de Imperiale (justo este futbolista, uno de los muchísimos que tuvo su paso por el Cervecero).
Y cuando a los ponchazos buscaba el empate, incluso Mieres estuvo cerca y el arquero mendocino salvó milagrosamente su valla, en la contra nuevo gol del visitante, esta vez otro ex Quilmes, Negri.
Iban 37 minutos del segundo tiempo y todo hacía suponer que la suerte estaba echada.
Pero Quilmes fue, incluso contra la gente que se puso nerviosa, sumó críticas, repudios, etcétera. Y dentro de los seis minutos que dio el árbitro, llegó el gol de Larrea, a los 49´. Y dos minutos más tarde el goleador Anselmo puso el 2 a 2, transformando insultos en corazones abiertos, festejos, circunstancias que parecían sacadas de uno de los tantos cuentos del maestro Fontanarrosa.
Quilmes sumó un punto con sabor a hazaña, a épica, a no declararse vencido ni aun vencido -Almafuerte presente- y ahora encara lo que viene con otro rostro.
El fixture determina que en la próxima fecha quede libre, por lo que habrá tiempo para prepararse para lo que viene, que no es fácil sin duda, porque será visitar al líder Sarmiento en Junín.
El punto sirve sin duda para soñar con que la permanencia puede dejar de ser una pesadilla.
Nunca hay que olvidar que este equipo de medio pelo, bajo presupuesto, sin estrellas, se llegó con el desastre que devoró las finanzas del club con la administración anterior (uno de los principales responsables hoy dice que va a ser concejal...en Pinamar, cosas veredes Sancho).
Ser hincha de Quilmes, lo escuchamos hasta el hartazgo, es ser socio del sufrimiento. Esta temporada no es diferente y en todo lo que falta seguirá la situación, aunque con el espíritu puesto en que sí se puede permanecer en el apasionante torneo de la primera B Nacional.

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