La pregunta que hoy hace el diario El Sol en el sentido de si quisieron echar al técnico de Quilmes, Leonardo Lemos, tiene sus bemoles pero parece contar con una respuesta obvia.
Porque si dirigentes de peso del fútbol,.encabezados por el presidente del club, Calello, se reunieron con el responsable para saber qué le pasa al equipo con la guadaña del descenso encima, la lectura que se desprende parece tener respuesta sabida.
Las palabras crisis, cimbronazo, preocupación , susto, y muchas más, sirven para sintetizar el momento futbolístico del decano.
Porque hoy por hoy el descenso tan temido está ahí, y no hay tutía. Porque hay que recuperar terreno para alcanzar a Los Andes y/o al Deportivo Morón, que está a tres puntos.
Entonces, faltando doce puntos en juego la meta debe ser lograr la mayor cantidad posible, lo que lisa y llanamente significa ganar de una vez por todas... Un equipo que solo logró victorias en tres oportunidades, en casa ante Chacarita y Los Andes, afuera con Platense.
Una interminable cantidad de empates significan que no se sume, porque la empatitis es una enfermedad que no deprime demasiado pero tampoco aporta.
Aquí, con el tema de los tres puntos, hay que ganar y... para colmo el domingo hay que ir a Caballito, ante un Ferro que viene por el mejor carril.
¿Alguien se acordará que aquel histórico 5 de julio de 2003 el Cervecero empataba en ese escenario con Argentinos Juniors y lograba un ascenso -uno de los tantos- con el técnico hoy en Boca, Gustavo Julio Alfaro?
Y esa tarde histórica en cancha de Ferro había algo así como 13 mil hinchas quilmeños...
Pasó el tiempo, hubo idas y vueltas, descensos y ascensos -como toda la vida- pero ahora la cosa es más dramática todavía, porque si se concreta el posible descenso será a la tercera categoría del fútbol argentino. Y todos sabemos lo que va a costar recuperar el terreno perdido, quedando la primera división cada vez más lejos.
En este marco, donde todas las partes tendrían que tirar para el mismo lado, los directivos van a hablar con el cuerpo técnico para saber qué pasa, en lugar de dar un respaldo enorme para que por lo menos el cuerpo técnico y los futbolistas se sientan contenidos y tengan motivos para jugarse la vida.
El Sol pregunta si quisieron echar a Lemos. Supongamos que no, pero qué pasa si el domingo pierde en Caballito, lo que no sería nada sorprendente. En todo caso la gran sorpresa sería que se traiga los tres puntos de ese difícil escenario, es decir, dar el gran batacazo del torneo.
En fin, Quilmes ha vivido siempre el fútbol en la cornisa. ¿Los motivos? Son muchísimos, entre ellos, la necesidad de austeridad después de administraciones que dilapidaron fondos.
Es cierto que se armó un plantel con pibes, la gran mayoría de la cantera, y hoy falta el equilibrio de la experiencia para afrontar estos azotes.
¿Se pudieron haber traído cuatro o cinco futbolistas de fuste? Sí, por cierto, aunque hubo casos emblemáticos que no pudieron concretarse por pretensiones del futbolistas o falta de pericia de los contratantes (léase Chávez, hoy en Aldosivi).
No se puede echar leña al fuego. Hoy más que nunca hay que afrontar la realidad y saber que todavía hay posibilidades de permanencia. Pero si se cuestiona a un Lemos que hace lo que puede en estas condiciones y con estos jugadores, será mucho más difícil encontrar el mejor ambiente para llegar a Caballito con un margen de posibilidades. Que el antecedente del partido jugado con el líder Sarmiento en Junín sirva de ejemplo, claro está ya no con tanta vocación defensiva porque los de Oeste no van a ser tan ingenuos como sus pares juninenses a la hora de malograr ocasiones de gol.
Quilmes, como en los últimos tiempos, sigue fiel a Quilmes, el hincha lo sabe y el sufrimiento es una constante que envuelve el presente, como lo hizo en el pasado y como lo mantendrá en el futuro si todo sigue en este carril.
¿Quién vio jugar a Juan Olivares -figura en Brown- se habrá acordado que alguna vez se armó en la cantera Cervecera? Y cuántos más están dando vuelta por el país o afuera en las mismas condiciones?
En definitiva, ojalá gobierne el sentido común en una institución en que desde hace muchísimos años este sentido no es el más común...
Porque si dirigentes de peso del fútbol,.encabezados por el presidente del club, Calello, se reunieron con el responsable para saber qué le pasa al equipo con la guadaña del descenso encima, la lectura que se desprende parece tener respuesta sabida.
Las palabras crisis, cimbronazo, preocupación , susto, y muchas más, sirven para sintetizar el momento futbolístico del decano.
Porque hoy por hoy el descenso tan temido está ahí, y no hay tutía. Porque hay que recuperar terreno para alcanzar a Los Andes y/o al Deportivo Morón, que está a tres puntos.
Entonces, faltando doce puntos en juego la meta debe ser lograr la mayor cantidad posible, lo que lisa y llanamente significa ganar de una vez por todas... Un equipo que solo logró victorias en tres oportunidades, en casa ante Chacarita y Los Andes, afuera con Platense.
Una interminable cantidad de empates significan que no se sume, porque la empatitis es una enfermedad que no deprime demasiado pero tampoco aporta.
Aquí, con el tema de los tres puntos, hay que ganar y... para colmo el domingo hay que ir a Caballito, ante un Ferro que viene por el mejor carril.
¿Alguien se acordará que aquel histórico 5 de julio de 2003 el Cervecero empataba en ese escenario con Argentinos Juniors y lograba un ascenso -uno de los tantos- con el técnico hoy en Boca, Gustavo Julio Alfaro?
Y esa tarde histórica en cancha de Ferro había algo así como 13 mil hinchas quilmeños...
Pasó el tiempo, hubo idas y vueltas, descensos y ascensos -como toda la vida- pero ahora la cosa es más dramática todavía, porque si se concreta el posible descenso será a la tercera categoría del fútbol argentino. Y todos sabemos lo que va a costar recuperar el terreno perdido, quedando la primera división cada vez más lejos.
En este marco, donde todas las partes tendrían que tirar para el mismo lado, los directivos van a hablar con el cuerpo técnico para saber qué pasa, en lugar de dar un respaldo enorme para que por lo menos el cuerpo técnico y los futbolistas se sientan contenidos y tengan motivos para jugarse la vida.
El Sol pregunta si quisieron echar a Lemos. Supongamos que no, pero qué pasa si el domingo pierde en Caballito, lo que no sería nada sorprendente. En todo caso la gran sorpresa sería que se traiga los tres puntos de ese difícil escenario, es decir, dar el gran batacazo del torneo.
En fin, Quilmes ha vivido siempre el fútbol en la cornisa. ¿Los motivos? Son muchísimos, entre ellos, la necesidad de austeridad después de administraciones que dilapidaron fondos.
Es cierto que se armó un plantel con pibes, la gran mayoría de la cantera, y hoy falta el equilibrio de la experiencia para afrontar estos azotes.
¿Se pudieron haber traído cuatro o cinco futbolistas de fuste? Sí, por cierto, aunque hubo casos emblemáticos que no pudieron concretarse por pretensiones del futbolistas o falta de pericia de los contratantes (léase Chávez, hoy en Aldosivi).
No se puede echar leña al fuego. Hoy más que nunca hay que afrontar la realidad y saber que todavía hay posibilidades de permanencia. Pero si se cuestiona a un Lemos que hace lo que puede en estas condiciones y con estos jugadores, será mucho más difícil encontrar el mejor ambiente para llegar a Caballito con un margen de posibilidades. Que el antecedente del partido jugado con el líder Sarmiento en Junín sirva de ejemplo, claro está ya no con tanta vocación defensiva porque los de Oeste no van a ser tan ingenuos como sus pares juninenses a la hora de malograr ocasiones de gol.
Quilmes, como en los últimos tiempos, sigue fiel a Quilmes, el hincha lo sabe y el sufrimiento es una constante que envuelve el presente, como lo hizo en el pasado y como lo mantendrá en el futuro si todo sigue en este carril.
¿Quién vio jugar a Juan Olivares -figura en Brown- se habrá acordado que alguna vez se armó en la cantera Cervecera? Y cuántos más están dando vuelta por el país o afuera en las mismas condiciones?
En definitiva, ojalá gobierne el sentido común en una institución en que desde hace muchísimos años este sentido no es el más común...
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