PALALLA: MENSAJE DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO

Como todos los años el padre Pablo Laguna Llano (Palalla) envió desde Bilbao su mensaje de Navidad y Año Nuevo, con profundas reflexiones sobre la actualidad mundial y el sentido de aquel revolucionario de la cristiandad.
"... la religión universal de lo económico que se ha constituido en el gran ídolo, a quien rendimos culto (la corrupción generalizada, el aprovecharse del otro) y cuyo altar de resultados, de rentabilidad, cada vez exige más víctimas de excluidos que van al descarte en esta sociedad consumista...".
¿De qué tendremos que felicitarnos?¿Qué perspectivas de futuro? Tendríamos que organizarnos en un frente común amplio, donde no dejáramos meter la mano manipuladora de ningún signo político, enfermos de poder que aprovechan toda plataforma.
Y no celebrar la Navidad, la gran mentira, la gran farsa, la hipocresía refinada.
Todos los gobernantes hablarán de los deseos y buena voluntad de paz, de justicia social y derechos humanos. La retórica lo aguanta todo. La palabra ha perdido su autenticidad. Y también nosotros podemos desearnos la paz y la felicidad como inercia cultural atávica. La ejecución política sigue alimentando guerras, negocio bastardo de toda venta de armas y muchas veces con la excusa de que son puestos de trabajo. Este año que finaliza está rico en acontecimientos de muerte. Valgan unos botones de muestra.
Ante el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi que todos condenamos, las potencias del mundo y gobiernos se han rasgado las vestiduras enfatizando represalias múltiples para el régimen de Arabia Saudí. No tienen verguenza ni dignidad. Su venta de armas en todos los conflictos actuales (Estados Unidos 31%, Rusia 27%, Inglaterra 15%, China, Alemania y Francia 5% cada una, España 3 por ciento, etcétera) no les lleva a rasgarse las vestiduras por tantas muertes de gentes que no los dejaron huir, hospitales, colegios y gente común de a pie que se encontraron con la "bendición de las armas para la paz".
No se rasgan las vestiduras por los que huyen a la desesperada, buscando el sueño americano, europeo u otros, convirtiéndose en el gran insomnio.
Nos impactó el pequeño ahogado en una playa del Mediterráneo. Nos impactaron los primeros asesinados y robados en su travesía por alcanzar la frontera de los Estados Unidos. Ya nos hemos habituado. A lo sumo nos da pena pero enseguida añadimos: ¿para qué tiene que exponerse?
Por supuesto que la emigración debe ser regulada, con las garantías de los derechos humanos para los que llegan y la acogida positiva de que no son una amenaza.
Pero nadie deja su terruño, sus raíces por capricho o bohemia. Los hay pero pocos. Aquí es donde no hay voluntad política de los gobiernos y de las potencias. Acabar con todas las guerras. No más afán de dominar, controlar y aprovechamiento de sus recursos.
Se insta a denunciar fuerte a los países donde los derechos humanos no se respetan. Pero cuando hay negocio por medio, se pide no ofender el huésped. Nuestras empresas tienen muchas posibilidades de negocio, de intercambio, etcétera... No hacemos muchas visitas a los países donde no hay qué rascar. Nosotros peleamos por no perder el estado de bienestar y ellos se quejan de que nunca salen del malestar. Su carencia es la razón de nuestra abundancia.
La sociedad, de forma generalizada, se declara contraria a todo imperialismo, venga de donde venga. Qué curioso, nos tragamos Halloween, y ahora el viernes negro, pero un viernes de acordeón, del 19 al 25 de noviembre. Los centros de comercio abarrotados, consumismo pleno, la gran enfermedad del primer mundo que lo contagia todo.
Hablamos de violencia de género. Esta lacra horrible contra la mujer. Hacemos minutos de silencio, nos manifestamos en defensa de la dignidad de toda mujer. Somos iguales en la diferencia. Pero nos tragamos entretenimientos de la TV donde se sigue banalizando a la mujer, presentándola como un objeto. La mujer no es algo, sino un alguien, persona, ser humano que reconozco y valoro. Es el problema generalizado. El otro vale porque me conviene, porque es algo que me interesa, porque me es necesario. Estamos en una mentalidad de explotación. Todo otro, mujer y hombre es alguien que reconozco y busco su paz y felicidad, reconociéndole su dignidad inviolable. Y un etcétera.. que cada uno llenará.
Solo podemos celebrar la Noche Buena-Navidad, si nuestra vida, durante todo el año busca ser paz y bendición-decir bien para los demás. Este es el sentido del niño de Belén, Dios con nosotros y no contra nosotros. Nosotros, al celebrarlo, estamos de acuerdo con su vida, vivió para los demás. Y nosotros, con nuestras propias limitaciones, vivimos todo el año, siguiendo el estilo de Jesús, buscando la paz y felicidad de los demás, sirviéndolos y no sirviéndonos y aprovechándonos de los demás.
La oferta de Jesús fue muy clara. El camino al Misterio, un Dios madre y padre que no cierra la puerta a ningún hijo e hija, es el ser humano, el otro, todo otro-mujer y hombre.. ¿Qué es el otro para mi? ¿Algo, una cosa que responde a mis intereses y necesidades?
Soy un bastardo explotador. El otro, todo otro es un ser humano, una persona, la única y verdadera imagen del Misterio que llamamos Dios, que reconozco y valoro. Entonces, estamos celebrando la Navidad, la buena noticia de Jesús, siendo paz y bendición para los demás.
Que la familia no pierda este horizonte. Un encuentro humano, donde cada uno es paz y bien-decir para el otro.
Un abrazo fraterno.

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