"LOS MARTIRES DE LA RIOJA", MONSEÑOR ANGELELLI

Se presentó en la catedral de Quilmes, el libro de la editorial San Pablo, Los mártires de La Rioja. Esperanza para la Argentina contemporánea, del presbítero Pablo Pastrone.
En la ocasión estuvo el autor, el arzobispo de Mendoza, el quilmeño monseñor Marcelo Colombo, el director de la editorial San Pablo, Rubén Darío Bergliaffa y el obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera.
El obispo anfitrión dio la bienvenida a los asistentes y a quienes vinieron a presentar el libro.
El presbítero Bergliaffa compartió las características del libro y destacó la seriedad del autor.
Monseñor Colombo, responsable de la producción del libro, hizo la presentación refiriéndose a la figura de monseñor Enrique Angelelli, obispo de La Rioja, asesinado el 4 de agosto de 1976. También se refirió a otros sacerdotes asesinados por la dictadura militar, el fraile franciscano Carlos de Dios Murias y el sacerdote diocesano francés Gabriel Longueville, homenajeados en este texto.
También recordó al primer obispo de Quilmes, monseñor Jorge Novak, destacando que en el mismo periódico en el que se publicaba la noticia de la "muerte accidentada de monseñor Angelelli" se conocía la noticia de la designación del padre obispo Jorge Novak a la diócesis de Quilmes. "El padre obispo Jorge sentía que tenía que tomar la posta de Angelelli y ser testigo de Jesús y llegar hasta las últimas consecuencias".
Vale agregar que monseñor Angelelli estaba investigando las dudosas muertes de Murias y Longeville, cuando sufrió el accidente que le costó la vida en la localidad de Punta de los Llanos, en La Rioja, cuando regresaba desde El Chamica. Se hizo aparecer el hecho como un accidente, pero el tiempo demostró que fue un asesinato.
Monseñor Colombo explicó que Enrique Angelelli no estaba solo sino que formaba parte de un proyecto eclesial comprometido con la propuesta del Concilio Vaticano II, y que con su muerte "se quiso clausurar una experiencia de Iglesia servidora, testimonial y comprometida con la transformación de la realidad".
Recién en el séptimo aniversario de la muerte de Angelelli, el 4 de agosto de 1983, cuatro obispos reclamaron por el esclarecimiento de su muerte en la catedral de Neuquén. Fue el primer pronunciamiento de conjunto de los obispos, puntapié inicial para empezar a trabajar en una investigación seria.
Los obispos participantes fueron Jaime de Nevares (Neuquén), Jorge Novak (Quilmes), Miguel Hesayne (Viedma) y Marcelo Mendiharat (Salto, Uruguay).
Pablo Pastrone compartió que se encontró con la vida de estas personas mientras buscaba tema para su tesis de la licenciatura en teología.
Su tío, Carmelo Juan Giaquinta, en ese entonces arzobispo emérito de Resistencia, Chaco, le presentó los documentos que le había ofrecido el cardenal Jorge Bergoglio para iniciar la investigación de la muerte de estos mártires.
El padre Pastrone puso en diálogo el contexto histórico general en que vivieron los mártires riojanos y propuso la contemplación de la obra de Dios en ellos. A la vez, invitó a rezar con las Bienaventuranzas, con frases de los mártires y con poesía de monseñor Angelelli.
El autor es sacerdote de la arquidiócesis de La Plata, doctor en teología por la Universidad Católica Argentina, docente, director del Archivo Histórico arquidiocesano de La Plata y miembro de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina por la provincia de Buenos Aires.
Conviene acotar también que la investigación que se realizó para dar con los culpables del asesinato de Angelelli apuntaron al general Menéndez y al comodoro Estrella, finalmente condenados.
También fueron imputados por el asesinato del laico riojano Wenceslao Pedernera.
El quilmeño Marcelo Colombo participó activamente de la investigación y también de los pasos previos para movilizar la beatificación de monseñor Angelelli, conocido en La Rioja, cariñosamente, como El Pelado, como la voz de los sin voz y el gran defensor del campesinado de la provincia del norte argentino.
Quien esto escribe alguna vez concurrió a la sede episcopal y entrevistó a Angelelli, en tiempos difíciles del país, por la lucha de los pobres por una mejor situación en una provincia con muchos desequilibrios y distancias entre los que menos tienen y los más poderosos y recogió del obispo unas palabras que se transformaron en el título de la nota. Al hablar de Buenos Aires, los porteños y las diferencias, nos dijo: Ustedes (los porteños ) tienen  luz de mercurio en los ojos y asfalto en el corazón. Precisamente, Luz de mercurio en los ojos y asfalto en el corazón fue el título de la nota.
Me acompañó en ese momento el querido amigo y sacerdote bilbaíno, Pablo Laguna Llano.

ELM

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