GUSTAVO ALFARO, EL SUEÑO DEL PIBE


Gustavo Julio Alfaro es el flamante técnico de Boca Juniors, y sucederá a los mellizos Barros Schelotto en el club de la ribera.
El rafaelino cumple el sueño del pibe, como es dirigir a uno de los clubes más importantes del país y del mundo. Vale recordar que alguna vez dirigió a otro grande, como San Lorenzo, aunque las cosas no le fueron demasiado bien y se tuvo que ir.
Hoy anunció a través de una carta que se iba a Boca y dejaba a Huracán. En esa misiva habla de lo que deja en el globo, pidió perdón si alguien se siente afectado -el contrato con el club de Parque Patricios vencía en junio- pero da a entender que el tren pasa muy pocas veces, y ese tren -nada menos que Boca Juniors-hay que tomarlo a pesar que algún pasajero se siente defraudado.
Los quilmeños conocemos a Gustavo bastante porque en el Cervecero, precisamente, en más de una etapa marcó un antes y un después.
Sobre todo la campaña que se inició con el ascenso de aquel histórico 5 de julio de 2003, los 60 puntos en primera división que llevaron al Cervecero a jugar la Copa Libertadores de América, por segunda vez en su historia y un equipo llamado Los vengadores de Alfaro, que supo vencer todo tipo de batallas.
Alguna vez Gustavo repitió una frase -la única batalla que se pierde es la que no se disputa- que se transformó en la gran bandera.
No hay que olvidar que dirigiendo al equipo en la primera B Nacional, llegó un partido en el estadio Centenario con San Martín de San Juan. Ese día Quilmes perdió lastimosamente 3 a 0 y todos los vientos soplaban para echar al cuerpo técnico.
Gustavo Alfaro resistió, muy pocos lo apoyamos, entre ellos su amigo el doctor Julio García, entonces vicepresidente -también quien esto escribe, y lo publicó en el Diario El Sol- y ese respaldo le permitió recuperar el terreno perdido.
Hay que recordar una tenida en un supermercado quilmeño, con la presencia de periodistas y simpatizantes, donde el propio Alfaro prometió (y cumplió) el ascenso. Se coronó el citado 5 de julio y luego vino lo mejor, con la Copa Libertadores..
Gustavo Julio Alfaro tiene 56 años, nació en Rafaela, jugó en esa ciudad, una lesión le cortó la carrera como futbolista, pero llegó el técnico que comenzó en Atlético, pasó por Quilmes, tuvo un gran momento en Arsenal y hoy dirigía a Huracán, de gran campaña.
Boca apuesta a Lechuga para condimentar lo mejor posible la ensalada del fútbol Xeneize, amarga por la pérdida de la Libertadores ante el rival de siempre, River Plate.
Y cosas curiosas del destino: Alfaro nació un 14 de agosto (1962), sí el día de la fundación de la ciudad de Quilmes. Por eso, ahora que va a estar "en la boca" de todos -se sabe lo que peridísticamente mueve el club de la ribera- no hay que olvidar que en Quilmes hizo escuela, se graduó después de su paso en Rafaela y tomó el vuelo necesario para que hoy se celebre su llegada a Boca. Ahora sí, un hombre que tiene una filosofía de vida muy especial, que lee muchísimo, que de pronto en una charla habla de filosofía, psicología, literatura o lo que sea, tendrá que tener las espaldas muy anchas para meterse en el mundo Boca. ¿Cómo resolverá los problemas del Xeneize, el recambio de futbolistas, los liderazgos, los barras, la política (léase Angelici-Macri)... Es un piloto de tormentas y deberá tener la capacidad para que el barco navege por aguas más tranquilas. ¿Podrá lograrlo? Lo dirá el tiempo. Por ahora, está cumpliendo el sueño del pibe...

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