Falta cada vez menos. El Superclásico, que parece ser lo único que pasa en el fútbol argentino y en el país, entró en la última etapa, porque falta muy poco para que mañana desde las 17 todos pongan los ojos y los oídos en lo que ocurra en el estadio Monumental, donde River recibirá a Boca (el partido de ida en la bombonera terminó empatado 2 a 2).
La gran incógnita es saber quién terminará festejando desde las 19, si hay definición en tiempo reglamentario, a las 19.30 si la hay tras el alargue o sobre las 20, en el caso de que se llegue al dramatismo de los penales.
El Obelisco finalmente será el lugar del festejo, y será el testigo final de si los colores que mandan son el blanco y rojo o el azul y amarillo.
Difícil es hacer un pronóstico en estas circunstancias, porque si bien River podría tener una ventaja por el hecho de ser local -jugará ante su gente que en número de 60 mil colmará el Monumental- pero Boca intentará ser inteligente y dejar que la presión termine por afectar al dueño de caso.
Sábado 24, Superclásico a todo o nada, y la gran apuesta por saber si estamos en condiciones de aceptar la definición. ¿Qué es más fácil hoy en la Argentina: saber ganar o saber perder?
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