Hoy el espectáculo Se dice de mi se presentaba en la noche de Langenfeld, en Alemania y como en todos las actuaciones el público colma las instalaciones y aplaude de pie.
Las críticas acompañan destacando la jerarquía artística de los bailarines Nicole Nau, Luis Pereyra y de la otra pareja de baile, Ivanna Carrizo y Fernando Gimenez.
Como muestra de los elogios vale citar la crítica de un medio periodístico de la ciudad de Bonn, con el título Pulsación de vida.
"El nuevo espectáculo de Nau Pereyra en Pantheon. Escrita por Ulrike Strauch. ¿Cómo podía ser una expresión de amor hacia un hombre, encima argentino, aun más siendo bailarín, coreógrafo y multiinstrumentalista?
Quien en los 80 primeramente conquistó Manhattan y después, el resto del mundo, y quien seguramente ha sido muy importante en el hecho de la pasión por el baile, la danza del tango, es justamente ese mundo. ¿Bailar tango?
Llamarlo así, seria para Luis Pereyra y su esposa, Nicole Nau, un subestimar completo.
Los movimientos que, al verlo virtuosos, pero, igualmente muy seguros, sus tacos que golpean el piso (él), sus giros (ella) y la mirada de los dos, esa vida de sus pagos.
El nuevo programa de ambos -Se dice de mi- absolutamente se puede entender y comprender como una referencia en agradecimiento y respeto hacia el embajador de una cultura, tanto artísticamente como en lo muy privado (él).
Una cultura en la cual ella ya hace rato ha encontrado su nuevo hogar, es decir, el lleva ¿ella sigue?
Se da en todos los ámbitos, pero no en el verdadero tango argentino, como la Nau le explica a su público en el Pantheon teatro.
Sería irnos de más creernos recordar las secuencias de los pasos en detalle, esos que Ivanna y Fernando bailan en esa escena. Ambos acompañan a Nau Pereyra en la gira.
Cada tanto parece que la mirada (de ella) se gira hacia atrás, hacia su primer tiempo en aquel momento en Buenos Aires, antes de que el boom rompió las fronteras.
Eso verlo así, es absolutamente posible, pero de ninguna manera obligatorio, lo que, si queda dicho, Carrizo y Gimenez armonizan casi perfectamente también con las estrellas del espectáculo, quienes en la primera parte de la noche han puesto el foco tipo seguidor en el tango, para después desde la capital, desde la ciudad grande irse hacia el norte, pasando hacia el país de los gauchos de los nativos, dejando atrás el de los porteños.
El zapateo y boleadoras, todo eso lo que más masculino y de buena postura no podía verse, todo eso tiene su historia, con luces y sombras, de lo cual en este espectáculo se habló también, lo que aquí se (mal) entiende en folklore, Nau y Pereyra muestran el original
".
Las críticas acompañan destacando la jerarquía artística de los bailarines Nicole Nau, Luis Pereyra y de la otra pareja de baile, Ivanna Carrizo y Fernando Gimenez.
Como muestra de los elogios vale citar la crítica de un medio periodístico de la ciudad de Bonn, con el título Pulsación de vida.
"El nuevo espectáculo de Nau Pereyra en Pantheon. Escrita por Ulrike Strauch. ¿Cómo podía ser una expresión de amor hacia un hombre, encima argentino, aun más siendo bailarín, coreógrafo y multiinstrumentalista?
Quien en los 80 primeramente conquistó Manhattan y después, el resto del mundo, y quien seguramente ha sido muy importante en el hecho de la pasión por el baile, la danza del tango, es justamente ese mundo. ¿Bailar tango?
Llamarlo así, seria para Luis Pereyra y su esposa, Nicole Nau, un subestimar completo.
Los movimientos que, al verlo virtuosos, pero, igualmente muy seguros, sus tacos que golpean el piso (él), sus giros (ella) y la mirada de los dos, esa vida de sus pagos.
El nuevo programa de ambos -Se dice de mi- absolutamente se puede entender y comprender como una referencia en agradecimiento y respeto hacia el embajador de una cultura, tanto artísticamente como en lo muy privado (él).
Una cultura en la cual ella ya hace rato ha encontrado su nuevo hogar, es decir, el lleva ¿ella sigue?
Se da en todos los ámbitos, pero no en el verdadero tango argentino, como la Nau le explica a su público en el Pantheon teatro.
Sería irnos de más creernos recordar las secuencias de los pasos en detalle, esos que Ivanna y Fernando bailan en esa escena. Ambos acompañan a Nau Pereyra en la gira.
Cada tanto parece que la mirada (de ella) se gira hacia atrás, hacia su primer tiempo en aquel momento en Buenos Aires, antes de que el boom rompió las fronteras.
Eso verlo así, es absolutamente posible, pero de ninguna manera obligatorio, lo que, si queda dicho, Carrizo y Gimenez armonizan casi perfectamente también con las estrellas del espectáculo, quienes en la primera parte de la noche han puesto el foco tipo seguidor en el tango, para después desde la capital, desde la ciudad grande irse hacia el norte, pasando hacia el país de los gauchos de los nativos, dejando atrás el de los porteños.
El zapateo y boleadoras, todo eso lo que más masculino y de buena postura no podía verse, todo eso tiene su historia, con luces y sombras, de lo cual en este espectáculo se habló también, lo que aquí se (mal) entiende en folklore, Nau y Pereyra muestran el original
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