TISSERA Y EL SALUDO A LOS MAESTROS


Con el recuerdo de la parábola del sembrador, el obispo de Quilmes, monseñor Carlos José Tissera, ha dejado su saludo a los maestros en un mes tan especial, en el que se celebra a los educadores.
"Desde quienes acompañan a los más pequeños, los favoritos del Señor, hasta los que lo hacen con los adultos que transitan por nuestros institutos terciarios, son para nosotros una bendición del Señor. Algunos estarán iniciando su camino educativo, soñando y proyectando el desafío docente, otros estarán haciendo un balance de todo lo entregado y recibido. Pero todos con un mismo punto en común: la vocación de educar..
Más adelante el obispo sostiene que "sembrar es educar. La semilla es nuestro modo de ser educadores, la semilla es nuestro mensaje, es nuestro anuncio y forma de ser ante los demás. Nosotros no debemos perder la confianza en esa semilla, no debemos dejarnos flaquear por las situaciones sociales adversas que atentan contra nuestro deseo de confiar, de esperar en nuestro mensaje y acción educativa.
El sembrador/educador selecciona las mejores semillas, antes de arrojarlas al suelo las tiene en sus manos, las posee y son parte de él. Es por eso que como sembradores/educadores debemos ser capaces de volver a confiar plenamente en nuestra acción educativa. El sembrador si no esperara ningún fruto, no saldría. Sembrar/educar hoy es el acto más grande de amor y entrega en una dinámica de contemplación y espera. Es el Espíritu Santo quien nos alienta y sostiene en esta ardua tarea de dar al mundo semillas de justicia, verdad y amor.
Y remata diciendo que "al finalizar estas palabras quiero dejarles un anhelo. Donde cae la semilla también pueden ser nuestras instituciones educativas. Allí podremos encontrar falta de profundidad en la tierra y una gran crisis de identidad, de seguridad y confianza entre los miembros de la comunidad educativa, como también vivir en lo superficial y no quedarnos con lo esencial y profundo del ser.
También podemos encontrar instituciones llenas de piedras, donde el desarrollo de los alumnos y la realización de los educadores no se puedan generar de forma armónica. Nuestras escuelas pueden estar llenas de zarzas y ahogar toda iniciativa y propuesta de plenitud y conversión. Pero si nuestras instituciones son tierra buena podremos ir dando frutos nuevos hacia una sociedad nueva, podemos ser una opción de unión y no de distanciamiento. Podemos entonces ser para los demás un lugar donde Dios habita en la cultura que día a día transmitimos en nuestros contenidos.
"Que Jesús, el gran sembrador, nos regale su testimonio y nos anime a seguirlo. Y que a ejemplo del padre obispo Jorge Novak, sigamos sembrando en nuestras instituciones las semillas del Reino. En este tiempo sinodal, que el Espíritu Santo nos renueve y empuje hacia una conversión educativo-pastoral. Gracias por sus vidas entregadas a la educación. "Que Dios los bendiga y la Virgen santa los cuide!

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