Mañana la ciudad de Quilmes cumple 352 años de rica y profunda historia, que empieza con los indios que huyeron del conquistador español en las tierras tucumanas y que llegaron a estos lares allá por 1666.
Se ha tomado el 14 de agosto como punto de partida, aunque en su libro, producto de una laboriosa tarea investigativa, con múltiples datos y documentación, el profesor Jorge Olarte asegura que esa fecha fue exactamente un mes después, o sea, el 14 de setiembre.
En algún momento fue la Reducción de la Exaltación de la Cruz de los Indios Quilmes.
Hechos históricos conmovieron estas costas, como la primera invasión inglesa que terminó con la Reconquista el 12 de agosto de 1806, con el mando de Santiago de Liniers, logrando la rendición del invasor, a cargo de Guillermo Carr Beresford.
También en Quilmes se libró la batalla naval con el almirante Guillermo Brown.
Estas costas quilmeñas fueron testigo del amargo exilio del general San Martín, quien había vuelto a su país pero debió irse por las luchas fraticidas, en una especie de adelanto de la tan mentada grieta.
Quilmes es una ciudad que fue creciendo de cara al río de la Plata, ese al que el autor Gustavo Castignola le dedicó su obra clásica, Picnic, un río con historia, que hace una entretenida y amable historia de estas costas, que alguna vez fueron primera rambla argentina, incluso antes que Mar del Plata.
Quilmes era destino de veraneo y en sus aguas los que se acercaban podían bañarse en un agua que por ese entonces, hasta mediados del siglo XX, eran cristalinas.
La cerveza, el fútbol, el hockey, los alfajores capitán del espacio, la Cervecería, el barrio Villa Argentina, son algunas de las credenciales que hacen distinta a la ciudad, con el famoso síndrome del mal del sauce, que suele resumirse en que aquel que llega a la ciudad, atrapado por el río, no se va nunca.
Felices 352 años de una ciudad que tiene mucho por hacer pero que, como aquellos indios de los primeros tiempos, sigue indomable y no se rinde nunca.
Comentarios