EL LIBRO DEL PROFESOR OLARTE: RAMBLA Y PEJERREY

El doctor Jorge Gabriel Olarte, abogado e historiador, acaba de presentar el libro Historia de la rambla quilmeña y del Pejerrey Club, un emotivo homenaje a la entidad deportiva que hoy está cumpliendo 80 años.
La pieza literaria, de Prosa Editores, asimismo recuerda los 50 años de la adquisición de la rambla quilmeña evitando su demolición.
Como historiador puro, Olarte recuerda una frase de Juan Wolfang Goetehe, quien expresó: Lo mejor de la historia es el entusiasmo que suscita.
Apela al diccionario para definir historia como el relato de los acontecimientos y los hechos reales dignos de memoria. Pero prefiere recurrir al filósofo José Ortega y Gasset con la expresión: La historia tiene que dejar de ser una exposición de momias y convertirse en lo que verdaderamente es: un entusiasta ensayo de resurrección.
La historia es una guerra ilustre contra la muerte. Al bajar al pasado,  no hacemos sino descender a los sótanos de nuestra propia actualidad, pues cada componente de nuestro ser tiene una fecha en que se produjo.
El libro está dividido en dos partes: la primera, se ocupa de todo lo relativo a la ribera, a la obra ciclópea de los hermanos Pedro y Antonio Fiorito a principios del siglo XX, edificando el primero y único balneario palafitario argentino, erigido sobre el río de la Plata sin afectar la navegación ni su régimen hidráulica como lo ordenó el presidente Roque Sáenz Peña al autorizar su construcción.
Por último la historia del Pejerrey Club.
La segunda parte, denominada Vivencias, comprende testimonios de los socios del Pejerrey que quisieron efectuar su aporte, contando su historia con el club.
Así la obra comienza relatando aquello ocurrido el 16 de julio de 1599, cuando la pequeña nave holandesa Silveren Werelt -Mundo de Platra- que al mando del Maestre Hendrick Ottsen ancló frente a Buenos Aires luego de navegar desde el sur por un ignoto canal de acceso a la ciudad, que descubrió.
Más adelante cuenta la rica fauna que habitaba el lugar donde hoy está el Pejerrey Club conformada por yaguaretés, pumas, guanacos, ciervos de las pampas, ñandúes, mulitas, nutrias, cuises, vizcachas y gran variedad de aves, como patos y perdices.
Y da como dato que Feliciano Calderón, peón de una estancia de Callaqueo, ubicada a veinte leguas al oeste de Bahía Blanca, capturó con su lazo al último yaguareté de la provincia de Buenos Aires y lo mató con su facón a fines de 1890.

PRIMER COMBATE

En abril de 1658, con Pedro Ruiz de Baigorri como gobernador de Buenos Aires, se produjo el primer combate naval en el río de la Plata. Ataque de tres buques corsarios franceses al mando del capitán Timoleón de Osmat, quien ordenó que un grupo de desembarco de cinco grandes botes tomase el pequeño puerto existente en el Riachuelo, como paso previo a la conqusita de la ciudad, pero al ser rechazado el mismo, iMpuso un bloqueo naval a Buenos Aires que duró ocho meses.

ARROYO EL GATO

Juan de Garay fundó Buenos Aires el 11 de junio de 1580 y al año siguiente fue a recorrer el territorio ubicado al sur. Pasó por el actual territorio quilmeño y al divisar un gato montés en la ribera de un meandroso curso de agua que desembocaba en el río de la Plata, de acuerdo a la costumbre de la época de nombrar los diversos accidentes geográficos con algo visto en el lugar, lo llamó arroyo El Gato, nombre que conserva.

MORENO Y QUILMES

Entre otros hechos históricos ocurridos en nuestras costas, el autor señala que en la memoria escrita a fines de 1806, Mariano Moreno ponderó la ubicación geográfica de la Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes.
Agrega que un significativo aporte para la navegación del río de la Plata fue la obra del piloto Benito Aizpurua, publicada en Montevideo en 1826, que la describe con tanta minuciosidad que se transformó en un valioso material, permitiendo una placentera navegación y en lo referente a Qulmes, la misma resulta muy ilustrativa.
No podía faltar el combate naval de Quilmes que tuvo dos fases, entre el sábado 29 y el domingo 30 de julio de 1826. El historiador detalla ambas bases con lujo de detalles, que hablan de un trabajo de investigación encomiable.

¿SAN MARTIN... CUANDO?

El profesor Olarte menciona que en 1999 elevó una propuesta a la Municipalidad de Quilmes para recordar el acontecimiento histórico de San Martín marchando hacia el exilio y avistando por última vez las costas de Quilmes en febrero de 1829.  Sería a través de erigir una pirámide en la costa.
Diez años más tarde, en 2009, una ordenanza municipal, sancionada el 30 de diciembre de ese año, ordenó erigir esa pirámide. Hasta la actualidad nunca se cumplimentó.
Dice la ordenanza: Eríjase una pirámide, réplica de la inaugurada el 25 de mayo de 1811, en la ribera quilmeña... en razón de haber sido Quilmes el último lugar de la patria que observó el general San Martín a bordo del bergantín de la Armada Argentina, General Rondeau, al alejarse definitivamente de ella, el 9 de febrero de 1829.

OTROS CAPITULOS

El capítulo II del libro habla de las tierras al sur del Riachuelo de los navíos, el ganado cimarrón, la importancia del descubrimiento de las salinas grandes, el nacimiento de la ganadería argentina en el actual territorio quilmeño.
Capítulo III: los motivos que determinaron la deportación de los indisos Quilmes y acalianos al Río de la Plata, la llegada de los indios Quilmes a los valles Calchaquíes, vida y costumbres, su comportamiento guerrero, vivienda, vestimenta, idioma, etcétera.
El Capítulo IV contempla la fundación, ocasión y extinción de la Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes.
Capítulo V: Las diversas relaciones de los porteños con el río de la Plata. Hay un ítem referido a los pescadores, que habla de que en las primeras horas en el verano y en horas del mediodía del invierno, cuatro o cinco pescadores iban al río bien montados con una carreta o carro tirado por bueyes. En la playa desenrollaban para evitar que se enredara una red de unos 50 metros de extensión. Al finalizar la tarea dos gauchos en sus caballos se internaban en el río hasta que sus cabalgaduras nadaban, mientras los jinetes, muchas veces se paraban en sus lomos.
Cuando consideraban que habían llegado a una profundidad adecuada o por el movimiento de las aguas sabían que estaban frente a un prometedor cardumen,  se separaban en direcciones opuestas y así, sin apresurarse, lograban extender la red en toda su longitud.
Una vez efectuada la operación, sin perder un instante se dirigían lentamente hacia la playa. Si era un día de abundancia, a veces con una sola incursión obtenían muchos y diversos peces, los que variaban según las estaciones, pero si la pesca había sido escasa, la repetían.
Así Olarte habla de las especies que se pescaban y que se comían sin problemas porque no había contaminación
Esos peces eran armados, bagre amarillo, bagre sapo, boga, corvina, dorado, dientudo, lisa, manduví, manguruyú, mojarra, pacú, palometa, patí, pejerrey, pirá pitá, raya, sábalo, surubí, tararira, vieja del agua, delfín del plata o franciscana.

UN PRIMITIVO SALVAVIDAS

Dice Olarte que los porteños y los gauchos en su inmensa mayoría no sabían nada, cuando debían cruzar un curso de agua significativo, utilizaban un curioso adminículo: "La pelota es una especie de bote, o más exactamente balsa, de cuero crudo, de toro o novillo, en el cual pueden un hombre, remolcado por otro, que a nodo la arrastra por medio de una guasca, sujetada entre sus dientes o a la cola de su caballo, cruzar ríos de una milla o más de ancho" (Justo Sáenz, en Equitación gaucha, en la pampa y mesopotamia).
"Para hacer la pelota se recoge el cuero en circunferencia de modo que resulta un espacio central plano y semicóncavo. Se mejora la estructura de esta remedando con ella la de un bote sin quilla.
Las curvas son de una madera llamada Tala, flexible cuando verde, y la borda se figura arqueando una vara de lo mismo asegurada a la orilla del cuero con tirillas de este material.
Cuando falta un cuero entero se forma la pelota, por supuesto mucho más reducida, de la corona de vaca que lleva el ginete bajo el recado y que es común en  la provincia de Buenos Aires..." (Justo Sáenz).

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