MAS DE LA HOMILIA DE CORPUS DE MONSEÑOR TISSERA


El tema de los excluidos, la realidad social, también la despenalización del aborto, estuvieron en la homilía de Monseñor Carlos Tissera, obispo de Quilmes, por Corpus Christi: 
Así siguió preguntándose: "¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo. ¿Quieres hacer ofrenda de vasos de oro y no eres capaz de dar un vaso de agua? Y, ¿de qué serviría recubrir el altar con lienzos bordados de oro cuando niegas al mismo Señor el vestido necesario para cubrir su desnudez?¿Qué ganas con ello?
También el beato Pablo VI (que será canonizado el próximo 14 de octubre) insiste en esta identificación moral entre Cristo y el pobre. Lo hace partiendo de la Eucaristía: Hemos venido a Bogotá para rendir honor a Jesús en su misterio eucarístico (...) El sacramento de la eucaristía nos ofrece su escondida presencia, viva y real. Ustedes son también un sacramento, es decir, una imagen sagrada del Señor en el mundo, un reflejo que representa y no esconde su rostro humano y divino (...) Toda la Tradición de la Iglesia reconoce en los Pobres el sacramento de Cristo, no ciertamente idéntico a la realidad de la eucaristía, pero sí en perfecta correspondencia analógica y mística de ella. Por lo demás, Jesús mismo nos lo ha dicho en una página solemne del evangelio, donde proclama que cada hombre doliente, hambriento, enfermo, desafortunado, necesitado de compasión y ayuda es El, como si El mismo fuese ese infeliz, según la misteriosa y patente sociología, según el humanismo de Cristo (Homilía en Bogotá, 23 VIII 1968). Como dice uno de los primeros escritos de los cristianos: Si compartimos el pan celestial, ¿cómo no vamos a compartir el pan tereno? (Didajé IV,8).

REALIDAD SOCIAL

"Unidos en la fracción del pan" (Act 2,42). Al comulgar decimos Amén al cuerpo santísimo de Jesús, nacido de María y muerto por nosotros, pero decimos también Amén a su cuerpo místico, que es la Iglesia, es decir, a los hermanos que están a nuestro alrededor en la vida o en la mesa eucarística. No podemos separar los dos cuerpos, aceptando el uno sin el otro.
Vivimos circunstancias difíciles en el país. Han crecido la desocupación, la cantidad de niños y adolescentes que acuden a los comedores barriales. Crece la necesidad de tener un techo donde vivir pero a la vez, escuchamos y vemos, por los medios de comunicación, que se multiplican los discursos y acciones que ofenden la dignidad de los más humildes cuestionando sus derechos a la educación, a la salud, a la tierra y a la vivienda digna.
Ya hemos expresado estas preocupaciones, pero a la vez, a todo ello respondemos valorando y agradeciendo el trabajo sacrificado y generoso de tantas personas que sirven a los pobres en nuestros barrios y ciudades, no solo en las instituciones de nuestra Iglesia sino también en otras iglesias y agrupaciones de índole civil. Pedimos a Jesús que nos sostengan en el servicio.
Hoy nos parece que hay un compromiso con políticas macroeconómicas dirigidas a suprimir las bocas en vez de agregar un plato a la mesa. Estas embestidas de ciertos poderes muerte se han dado en diversas épocas de nuestra historia.
Al inicio de la década del noventa, el padre obispo Jorge Novak, en una alocución radial, decía con ocasión del día de la madre: No se puede separar el día de la madre de su referencia necesaria y esencial a la familia y al tema de la vida. En tal sentido, nos preocupa profundamente una tendencia a favorecer el aborto en nuestra Argentina.
Cierto periodismo, tratando con superficialidad un tema tan vital para la moral privada y pública, ha querido predisponer a la población a aceptar favorablemente la despenalización del aborto.
Los países llamados del Primer Mundo han aprobado leyes de permisivismo estatal en el materia.
Los argumentos aparentes (en realidad, simples sofismas) han sido rebatidos, no solo por la Iglesia con su magisterio en materia de fe y de costumbres sino por muchas otras personalidades e instituciones, respaldadas en la sana razón y en la constatación objetiva de las devastadoras consecuencias de leyes inicuas, que permiten asesinatos a mansalva.
La Iglesia no levanta reparos por mera contradicción a la tendencias de la decantada modernidad.
Ella habla defendiendo la vida de verdaderos seres humanos. Encuentra aquí uno de los desafíos más decisivos en pro de los derechos humanos, sale a la defensa de criaturas humanas totalmente indefensas, expuestas al atropello más inicuo e inaudito que se pueda imaginar.
Basada en la Biblia y en una tradición ininterrumpida encara, con medios humanos muy inferiores a los de la campaña favorable al aborto, la lucha por la vida, por la dignidad intangible de la persona, por el rescate de una civilización que corre el riesgo de hundirse en la historia (Historia y Evangelio, 21/10/1990. Radio Universidad de La Plata, 9.30 horas Maternidad y aborto Lc 1, 39-45).
Es por eso que hoy, aquí en Solano, queremos adorar a Jesús Eucaristía, dejándonos transformar por ese amor divino, que sana nuestro corazón de toda idolatría, de toda soberbia y vanidad, de todas nuestras mezquindades y egoísmos.
Y decimos: Honremos a Jesús Eucaristía venerándolo en los excluidos del banquete de la vida. 
"La Virgen María, en cuyo seno se formó Jesús, y servidora de la vida naciente en el seno de su prima Isabel, nos acompañe en la misión de compartir el pan de la vida con todos los hermanos sin discriminación.
Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar".

Comentarios